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Las lecturas

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Las lecturas.

Leer es una delicia. Ahora hay que leer muy rápido y a salto de mata, como bandolero, porque hay tantos libros que necesitaría uno cuatro vidas para medio leerlos. Hay ocasiones que es mejor releer algunos libros, síntoma de la gente de edad. Borges decía que “uno no es lo que es por lo que escribe, si no por lo que ha leído: Me considero esencialmente un lector. Como ustedes saben, me he atrevido a escribir; pero creo que lo que he leído es mucho más importante que lo que he escrito. Pues uno lee lo que quiere, pero no escribe lo que quisiera, sino lo que puede”. Y había que creerle por ser lo que fue y sigue siendo, un inmortal de las letras. En el libro de sus conversaciones con Adolfo Bioy Cásares, habló de los libros: “Uno cree que ha de haber muchos libros como ‘Las mil y una noches’, pero no los hay. Los buenos libros han de venir al fin de las literaturas: son la destilación de muchos libros anteriores, de muchas literaturas. Ha de haber habido muchos libros de viajes para llegar a Simbad”.  

 

EL COCINERO DE DIOS 

 

En mi síndrome de comprar cuanto libro me late, me hice hace tiempo de uno del hombre que reinventó la cocina, el español Ferrán Adriá, que si hubiera vivido en el tiempo bíblico hubiera sido el Cocinero de Dios. Es el número uno del mundo en la gastronomía, hasta hace unos meses que lo destronó un danés nórdico de Copenhague, que fue su alumno. Ferrán es el Ferrari de la cocina. Hagan ustedes de cuenta Messi en el Barcelona, antes de querer irse y del 2-8. En su restaurante El Bulli hay que hacer reserva por seis meses de adelanto para ir a esas comidas que se llaman de degustaciones, puro bocadillito chico, que de dos mordidas te los zampas. Alguna vez estuve en uno así de París, el ‘Michel Rostang’, son apantalladores, los cocineros con sus manitas elaboran todo. El libro se llama ‘Un viaje incesante por la Gastronomía’, parte de la historia de Ferrán Adriá. El restaurante, ubicado, antes del cierre, en Cala Montjoi, por allí de Barcelona, al final de una estrecha carretera paralela a la costa cercana a Roses, en la Costa Brava, a unos treinta kilómetros de la frontera francesa, representa la historia de los mejores restaurantes. Ahora El Bulli está cerrado dos años, y se dedica a la Fundación y a crear platillos, abrirá sus puertas por seis meses. Es historia interesantísima este libro de 350 páginas. Es descubridor, como Cristóbal Colón, de platillos y platillos. Se pregunta: ¿Por qué tomamos café y después un huevo para desayunar, y, sin embargo, para comer comemos el huevo y luego tomamos el café? Con él nace la cocina de vanguardia. Hay un antes y un después con Ferrán y El Bulli. En 2002, según el periódico The New York Times, más de trescientos mil clientes intentaron ir, en 2008 fueron dos millones los que pedían cita y mesa. Ferrán ha ocupado portadas de Le Monde, Life y Notiver y Crónica y cuanto canijo periódico del mundo le alabe. Allí te sientas y ellos te sirven cómo les pega la gana. Una vez me ocurrió en el Landó de Madrid, aunque no es de degustaciones, el cocinero, al pedir la carta, dijo: “El último que pidió la carta fue un cliente hace dos años. Deja que te sirva”. Y nos sirvió exquisito. Nos llevó de la mano. Un buen libro de cocina, no solo propio para estudiantes de los culinarios, para todos aquellos que queremos saber algo del mundo y de la cocina de privilegiados. Donde quizá nunca podamos estar, pero a lo lejos, en la imaginación de los libros, transportarnos a esos manteles y a esos bocadillos de degustaciones muy propios de este tipo de restaurantes de vanguardia. 

www.gilbertohaazdiez.com

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Gilberto Haaz Diez – El fuego que se fue

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Así como llegó se fue. Con mucho daño. Un sábado comenzó a nublarse la ciudad, atrás de los cerros, rumbo a la zona de las Cumbres se veía salir un humo. Aquí algunas veces hemos visto que los montes se prenden, el Cerro del Borrego en su parte a Rio Blanco alguna vez ha tenido amagos de incendios y logran apagarlos rápido. Pero no, he aquí que aquello comenzó como un inicio de incendio controlado, porque los pastizales logran quemarse en días de mucho calor y más en ese día que hubo dos que llegaron con suradas, cuyo viento mueve la lumbre. Sábado en la noche y solo comenzaron a moverse los pobladores, brigadistas y pueblo que tienen experiencia en esas cosas del fuego. Duró toda la noche y se extendió ante la indolencia de un gobierno que no quiso venir y de un gobernador (Cuitláhuac) inepto e inútil que solo se defiende de su culpabilidad, sin argumentos. La ciudad comenzaba a verse ennublecida, el fuego que quemaba los pastizales y la hierba ya hacia presencia en esta Orizaba, si Guadalajara olía a pura tierra mojada, aquí olía a hierba o madera quemada. Los brigadistas comenzaron a subir, se pedían palas y guantes y azadones, porque el fuego se le combate no tanto con agua, sino haciendo las zanjas para que ya no corra, en eso hay experiencia. México es zona de incendios, parte sur de todo el país. Al Domingo de Ramos ya ardía Balastrera, Mendoza, Nogales, Acultzingo, luego bajó a Ixtaczoquitlán y se recorrió a Tzoncolco y Omiquila, en Rafael Delgado, hasta llegar a Tlilapan, que en Náhuatl significa Agua Negra, que son las que queremos, las aguas.

PUEBLO ORGANIZADO

La gente comenzaba a organizarse. Ante un gobierno apanicado, ellos mismos comenzaron a organizar los Centros de Acopio, la Cruz Roja, la Canaco, Cafiver, diversas organizaciones de jóvenes, el Padre Marcos, de la iglesia de El Encinar, trabajaba como brigadista, hizo él solo más que el gobierno junto el primer día, conformó las ayudas, abrió la iglesia de par en par y se puso a recolectar ayudas para brigadistas, palas, guantes, machetes, cubrebocas, gotas para los ojos, carretillas, ropa adecuada, agua embotellada, electrolitos, todo eso era para los brigadistas y la gente que colaboraba. Fue el pueblo, esos héroes sin capas, que se formaron y subieron las montañas a combatir el fuego. Se especuló y el mismo gobernador dijo que varios de esos fuegos habían sido provocados, y que andaban en eso, pero como no agarran a nadie ni investigan nada, quedará solo en el anecdotario. Lo que fue un hecho, es que comenzaron a circular fakes en redes, un incendio provocado en Naucalpan se lo achacaban a Orizaba. Era mentira. Luego, llegó a Ixtaczoquitlán algo de ese fuego, cosa para Ripley porque en Ixtac está concentrada la mayor industria de la zona: Kimberly, Papelera, Cementos, Sabritas, Pemex, Fermex, Proquina, Cafiver, Polietilenos de Orizaba, Criogas, Tyasa y ese pueblo no tiene ni siquiera una pipa de bomberos, en contraste con Orizaba que tiene bastantes y bomberos muy especializados. Más tarde de dos días después, ardió una cartonera en el Parque Industrial, nada tenía que ver con el fuego en las montañas ni con los vientos, pero al llegar a esta empresa algunos sospechaban de una cadena de terrorismo y sabotajes. Se supo que una caldera exploto y de allí llegó el siniestro. El Ejército llegó tarde con su Plan DN III, algunos comenzaron en redes a criticar el por qué este gobierno había quitado fondos a Conafor (Comisión Nacional Forestal) y  el dichoso Fonden, que aquí podía aplicarse como un desastre a varios municipios, ahora vive sin fondos federales.

El gobernador, días después, en rueda de prensa, quería deslindarse de su responsabilidad. Pero no se pudo, las pruebas lo acusan y la gente amenazaba que en las urnas se ven. Brigadistas fueron muchos, gente de la región con experiencia y sin experiencia treparon esos cerros a combatir el fuego. Una foto da cuenta de ello, un poblador, agotado descansa entre más gente por la faena del día. Otra mujer campesina, indígena de Tlilapan, con sus vestimentas de usos y costumbres, apaga ese fuego. Alguien por allí también escribió que si hubiera (ay los dichosos hubiera) sido esto en la época de Luis Sardiña (coño loco), seguro llegaba esa misma noche y al otro día tendría cinco o seis helicópteros apagando ese fuego. Y no habría llegado a las consecuencias que llegó.

En fin.

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Omar Zúñiga – Los incendios, ¿provocados?

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DE PRIMERA MANO

*Porqué no va Cuitláhuac a la zona afectada

Por Omar Zúñiga

En los dos últimos sexenios emanados del PRI, el sistema estatal de Protección Civil, recibió reconocimientos tanto del gobierno federal, que además eran de partido diferente al suyo, por su eficacia y eficiencia, particularmente del sexenio 2004-2010, en el que además se instituyó la alerta temprana, hoy modelo a nivel nacional, para catástrofes naturales que pueden preverse, como los huracanes (¿recuerda Otis en Acapulco?) y en temporada de secas, las suradas e incendios forestales, y en invierno los nortes… y así.

Uno de los objetivos de la alerta temprana era que prácticamente toda la estructura de gobierno estuviera siguiendo de cerca tooodo lo que acontecía en torno al fenómeno a observar y obviamente, reaccionar de manera inmediata, para evitar el mayor número de afectaciones posibles y en casos más graves pérdidas humanas o de vida silvestre, o ambas.

En esos casos se utilizaba todos los elementos disponibles, es decir, desde helicópteros cisterna, de rescate, hasta aviones, lanchas u otro tipo de embarcaciones como las Zodiac.

Además, en casos extremos, la sociedad civil era convocada a estar bajo el mando de quienes sabían y eran capacitadas de manera exprés, para no enviarlos al matadero.

Así era más o menos como trabajaban

Llegó el bienio del PAN y le medio valió madre; el Sistema de Protección Civil no tuvo la importancia que tenía con sus antecesores.

Pero llegó Cuitláhuac García Jiménez y le partió toda su madre…, a imagen y semejanza de su tlatoani.

Hoy vemos las consecuencias, con un incendio que devasta parte de la zona centro y las Altas Montañas de Veracruz.

Con una secretaria de Protección Civil Guadalupe Osorno Maldonado, que dio la cara hasta casi 24 horas después de iniciada la catástrofe natural, corriendo como gallina sin cabeza, sin un plan de contingencias; sin algún librito que les diga qué hacer en caso de incendio, ni siquiera para señalización.

Y peor, con un gobernador que tampoco sabe qué hacer, ni siquiera es capaz de establecer un centro de mando cerca de la zona del desastre e instalar ahí el consejo permanente de Protección Civil, para que le dé seguimiento puntual, con acciones concretas, informando a la población de los avances y articulando esfuerzos independientes.

No queremos a Cuitláhuac vestido de bombero (aunque pueda querer hacerlo), ni de policía, menos de vaquero.

Lo que se busca es un gobierno que haga frente a sus responsabilidades (que son muchas) y que deje de echarle la culpa a los demás de sus idioteces.

A las 10 horas con 11 minutos de este martes, Cuitláhuac sólo atinó a re-publicar en sus redes sociales un tweet (o X) que publicó la Secretaría de Protección Civil y que dice “Equipo de Manejo de Incidentes (EMI) que encabeza las acciones de combate al complejo de incendios en las Altas Montañas reinició actividades a las 6:00 hrs de este martes” (sic).

Ni siquiera una palabra de aliento a quienes se están rompiendo la madre y poniendo en riesgo sus vidas para apagar las llamas, y según palabras del mismo gobernador, “una afectación preliminar de 125 hectáreas” (visto está que tampoco tiene idea de lo que mide una hectárea), pues la misma Secretaría de PC reveló poco después que por la mañana de este martes, es decir unas 12 horas después, que el área afectada podría llegar a unas 680 hectáreas, en los municipios de Maltrata, Nogales, Cd. Mendoza, Huiloapan, Texhuacan y Soledad Atzompa. Al final del día actualizaron a más de 700

Cuitláhuac está en otra cosa, como siempre, menos en lo que debe, que es gobernar.

Suponemos que lo que lo tiene verdaderamente preocupado es ver cómo preparar su salida sin ir a parar a Pacho Viejo y eso es para poner loco a cualquiera, sin embargo, si no hace su trabajo, lo único que logra día a día es echarle una palada más a su propia tumba.

Esa es la diferencia entre estar y no estar, y conocer e ignorar…, así de simple.

*****

Para documentar el optimismo. Hasta anoche y luego de su retuit pedorro mañanero, Cuitláhuac no dijo nada del desastre…, que además afectó también a Coscomatepec, Huatusco y Calcahualco.

Ya no agregué “natural” a la palabra desastre, pues anoche a través de diferentes grupos de redes sociales y ante la inutilidad e inacción de las autoridades estatales y la insuficiencia de las municipales, la sociedad civil se organizó y literalmente se arrojó a las llamas para sofocar los incendios.

Dentro de estos grupos hay versiones muy fuertes de que los incendios pudieron haber sido provocados, y hasta anoche en la zona de Atzompa, los pobladores habrían asegurado a una persona que tendrían que ver con estos hechos.

Además, los mismos pobladores que están acostumbrados a las “quemas controladas” conocen cuando hay intencionalidad de hacerlo y ellos mismos aseguran que así fue, en varios puntos.

No se sabe aún, cuántos ni quiénes fueron, mucho menos porqué, pero eso hace la sociedad cuando la autoridad no actúa…

Y haciendo conjeturas, habría qué preguntarse a quién le beneficia un desastre de esta naturaleza en época electoral y también cabe la afirmación que quizá por eso, Cuitláhuac no ha asomado la cabeza ni se ha aparecido por la zona y Rocío Nahle tampoco y eso que ayer estuvo por Córdoba.

La teoría del caos.

Cuitláhuac dijo que podía haber sido provocado sin ofrecer pruebas, él lo sabía, desdendenantes.

¡Qué barbaridad!

[email protected]

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Gilberto Haaz Diez – El papa envenenado

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Desde la primera vez que tuve la suerte de leer, llamó siempre mi atención los asuntos papales, bebí todos los libros habidos y por haber hasta entender la grandeza de esa religión que ha durado dos mil años y sigue muy campante. Claro, antes los Papas tenían ejércitos, ahora solo con la Palabra de Dios se la llevan. Un vez de hace una veintena de años, la primera vez que visité Roma, tuve la suerte de acompañarme de un buen guía y amigo, el Padre Alejandro Melchor, que allí había estudiado como seminarista y parlaba más de tres idiomas, entre ellos el italiano y el latín. La primera noche que llegamos, me dijo ven, acompáñame, y nos trepamos a un taxi y quiso llevarme el muy santo a la romana avenida de la Conzilazione, me dijo no abras las ojos hasta que te diga y, cuando me lo dijo, encontré el esplendor del Vaticano con sus luces que la hacían ver santa y majestuosa. Luego fui algunas veces más y visitaba todo, desde la maravilla de Miguel Ángel, La Piedad, hasta la Capilla Sixtina, donde los cardenales se reúnen a elegir Papa, cuando se requiere. Hay en esa explanada una placa al piso, donde señalan cuando el locochón Ali Aghca le pegó un balazo a Juan Pablo Segundo.

LAS TUMBAS PAPALES

Y siempre que puedo, voy a las tumbas de los papas, la más visitada es la de Juan Pablo Segundo, allí los encargados de la seguridad te aplican y apuran a que pases rápido, porque todos se hincan a orar ante el Papa polaco, que cambió la geografía del mundo para siempre, cuando hizo morder el polvo a la Unión Soviética con un poco de ayuda de Reagan presidente y derribaron ese Muro y Polonia volvió a ser libre con el trabajador de astillero, Lech Valessa, que llegó a ser presidente. Era lo más incongruente del mundo, el país más religioso del planeta dominado por los mugres comunistas, cuando al término de la Segunda Guerra Mundial dejaron que los rusos, que habían perdidó 20 millones de rusos en la guerra, se cobraran con naciones que eran católicas y aborrecían el comunismo, como le ocurrió al Berlín dividido, hasta que un día Gorbachov rindió la plaza al grito de: ‘derriben ese Muro’.

Toco el tema porque en Domingo de Ramos, terminé de releer por segunda vez, y creo que haré la tercera, el extraordinario libro no muy conocido, ‘Plegaria de un Papa envenenado’, de Emilio Rosero, un colombiano que no le pide nada a Gabriel García Márquez en su forma de escribir y relatar. Se lee en dos sentadas. Libro de 150 páginas que lo disfrutas con la teoría del autor de que al Papa Juan Pablo I lo envenenaron los malosos de Paul Marcinkus y los masones y la banca Vaticana, entre ellos los mafiosos banqueros de Dios, Roberto Calvi. Te va llevando página por página desde que dejó su iglesia en Venecia y llegó a descubrir todas las fechorías que hacían con los dineros vaticanos, que son muchísimos. Hay dos libros que lo antecedieron, ‘En el nombre de Dios’, del gran David Yallop, el primer escritor que creó la conciencia y sospecha de que a Juan Pablo I lo habían envenenado. Luego vino otro, ‘Como un ladrón en la noche’, de John  Corwnel, que dudaba entre que si sí o qué no. Lo cierto es que, como a los papas no les pueden hacer la autopsia, porque el Vaticano manda gorro en su territorio, que es Estado, la duda siempre quedará de si lo envenenaron. Lo cierto es que, cuando los visité, su tumba está a un lado de Juan Pablo Segundo, en aquel año tenebroso para la iglesia católica, que tuvimos tres papas.

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