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Javier Roldán – Operativo especial

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La insoslayable brevedad  

Javier Roldán Dávila  

Los políticos pus-modernos actúan con la sensibilidad de un algoritmo 

Ante los hechos de violencia inusitada (masacres, homicidios contra niños, secuestros masivos de migrantes, etc.), la reacción de las autoridades es un machote discursivo: iremos por los responsables caiga quien caiga, no habrá impunidad. 

Unos minutos después del amago verbal, viene un comunicado que anuncia un operativo especial: reforzaremos la seguridad en la zona con más integrantes de la policía estatal, la Guardia Nacional y una distribución masiva de estampitas del Sagrado Corazón de Jesús. 

Esta política simuladora, es una práctica añeja, lo novedoso es, que este gobierno se asume como la cuarta transformación, pero en el día a día, siguen imperando los mismos moditos. 

Así las cosas, ante el terror desatado en Michoacán y Zacatecas, por citar dos ejemplos, el presidente López Obrador se desplaza con su gabinete de seguridad a las capitales estatales, para tener madrugadores encuentros y afirmar que se trabaja como nunca, sin embargo, los resultados son los mismos de siempre. 

A la par de lo anterior, se mandan a los medios imágenes de convoyes militares, además de anunciar que se construirán nuevos cuarteles para la policía insignia del sexenio. 

Suele ocurrir que, durante un breve tiempo, los índices de criminalidad disminuyen, pero es cuestión de que los malosos le agarren la cuadratura al círculo (la forma en que la agarran, es a libre interpretación del lector), para que la inseguridad se exacerbe de nuevo. 

En Veracruz, se vive la misma circunstancia: aparecen cadáveres en Isla y mandan ‘reforzar la seguridad en un operativo especial’, a los días ocurre otra matazón en Rinconada y la respuesta es idéntica. Con los cuerpos abandonados en Xalapa, las cosas fueron igual. 

Ni hablar, estamos regidos por la Tercera Ley de la Ineptitud Política: a todo problema corresponde un discurso.

Esta es opinión personal del columnista

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Gilberto Haaz Diez – Los cien años sin Patria (Porfirio Díaz)

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Una de estas noches, cuando el América goleaba a las Chivas y para mí eso era aburrido, me puse a husmear qué ver en la tele, encontré un documental en HBO sobre Porfirio Díaz (1830-1915). Muy interesante, revela datos que uno a veces ni se imagina, del caminar de ese hombre que gobernó México nomás por 30 años con ciento cinco días, y que un día, cuando vio que las revueltas venían, optó por renunciar a la presidencia para, decía él mismo, no ensangrentar al país. Renunció y se marchó y a su barco le llamó libertad. Héroe o villano. La historia no termina de ponerse de acuerdo, ese documental enseña la gran obra cuando Porfirio legó a México kilómetros y kilómetros de vías ferrocarrileras, lo que ahora AMLO presume que hace en el Tren Maya más de mil y pico de kilómetros. Habla de su exilio en el Ipyranga en Veracruz, el regreso de su esposa a México, cuando él falleció en París, las insistencias de la familia por repatriar su cuerpo, que el mismo presidente quería descansar en Oaxaca al lado de una de sus hermanas. No se ha podido. No hay que meterse con los muertos, llegó a decir un día Fernando Gutiérrez Barrios, cuando gobernaba Veracruz y algo le mencionaron. El documental toca el tema de Rio Blanco y su revuelta, explica que ya tiene más años fuera de México (112 años) que los que aquí vivió, entre el poder y su niñez. Y nadie se atreve, han pasado gobiernos de todo tipo y nadie quiere entrarle a la repatriada de sus restos, que descansan en cementerio francés de Montparnasse y, de vez en cuando, algunos mexicanos que allá visitan le ponen su banderita tricolor. Con este gobierno menos, porque AMLO los acusa de porfiristas. Pocas ciudades le reconocen como Orizaba, donde aquí le fijaron una estatua en el parque Bicentenario. Y allí está el general, con su uniforme de gala y su espadín viendo a la gente y a sus espaldas el Cerro del Borrego y el Volcán Pico de Orizaba, mientras, sus restos descansan en el parisino cementerio desde 1915.

BOGANDO (DEL LIBRO UN SON QUE CANTA EN EL RIO)

De Blanco Moheno.

-Bogando ¡con una chingada!

Llegábamos a la Trocha. El Julián, el Arturo y el José María flojeaban con los remos, mientras el Enrique apenas si apretaba el canalete. Yo iba, acurrucado a proa, escogiendo los mejores pescados para la casa del gachupín. Y el tío Tamarindo, sentado en la popa, acababa de soltar la voz a través de la boca chimuela amargada por años y años de chupar la fuma de tabaco traída de San Andrés.

-¡Bogando, bogando con una chingada!

Ahora, en esta gran ciudad de México, respingo cuando oigo a un chilango, soltar la palabrota. Me suena a bofetada ¡y no caigo en la cuenta de que yo la empleo de continuo, con la misma naturalidad que el Tío! Pero entonces, en el pueblo de mi despertar a la vida, ¿Cómo extrañarme? El tío Je había llegado un día a la oficina de correos con la sonrisa abriéndole en dos la cara apergaminada:

-¡Estreno papeles!

Y cuando la encargada le dijo que no podía aceptar aquel sobre tan elegantemente impreso “Rancho La Chingada”, ¡el lio que armó el viejo!

-Y ora ¿Qué tiene de malo eso con una chingada?

Nunca pudo entender las razones de doña Loreto. En otros lugares eso era una mala palabra, una horrible palabra, un pecado.

-¿Y ora por qué doña Lore si así se llama mi ranchito?

-Pero es que aquí, como ustedes son unos ¡salvajes, sueltan todas las blasfemias habidas y por haber sin haberse dado cuenta! ¿Pero y allá arriba, capaz que pierdo el empleo?

-¡Uy, pos eso sí que está de la chingada!

EL DENGUE EN VERACRUZ

Hay mucho dengue en Veracruz. Cuál más conoce o sabe de alguien que le ha dado dengue. Al gobierno de Veracruz, en el sector salud, se le olvidó fumigar y las consecuencias están a la vista. Y todavía el hipócrita del Doctor Muerte, Hugo López Gatell quiere ser jefe de gobierno de CDMX, cuando no sabe qué va a ser enjuiciado por los 800 mil muertos de Covid. Se recomienda para evitar las picaduras del jodedor mosquito, usar camisa y pantalones largos, usar repelentes y medias y zapatos cerrados. Si te da, el paracetamol es lo indicado, agua y descanso.

Esta es opinión personal del columnista

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Gabriel García-Márquez – El Tren Maya, una maravilla esperanzadora

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SENTIDO COMÚN

Por Gabriel García-Márquez

La obra más emblemática del presidente Andrés Manuel López Obrador es con toda seguridad el Tren Maya, que pasará por los estados de Chiapas, Campeche, Quintana Roo y Yucatán, y cuya construcción creó más de 300 mil empleos; sin embargo, los menos favorecidos fueron los trabajadores indígenas, que se quejan de haber sido desplazados por mano de obra que llegó de los estados de Guerrero, Estado de México, Veracruz e incluso de la Ciudad de México. Los trabajadores locales fueron de alguna manera discriminados, por la escasa preparación, toda vez que hace falta una mejor capacitación y educación en las comunidades.

Luego de que concluyan la obra y se ponga en funcionamiento el Tren Maya, se espera una gran derrama económica y afluencia de visitantes, pero la población se queja de que los empleos para las comunidades mayas seguramente serán en puestos menores, de servicio y seguramente serán los más precarios.

Por esto, la gente de la región pide al gobierno que haya un cambio de política en el sentido de que al arrancar esta importante locomotora se pueda beneficiar a la población local.

En el sureste todo mundo está feliz de que se haya realizado esta emblemática obra del Tren Maya y que se puedan mostrar al mundo las maravillas de la cultura maya, pero piden que los apoyos lleguen a donde tienen que llegar y no se convierta en un saqueo que beneficie a los foráneos como ha sucedido siempre. Tienen la esperanza de que mejore la calidad de vida de las poblaciones, que les brinden los servicios que tanta faltas les hacen, que mejore la economía, la educación y los servicios de salud.

Que las intenciones del presidente de la República se vean reflejadas en la realidad, sacando a la gente de la pobreza extrema en que bien en algunas localidades y que los recursos que generan los sitios arqueológicos lleguen a la región que tanto lo necesita.

Se le tiene que dar entrada a la gente de las comunidades, brindándoles preferencia por sobre la gente que llega de otros estados y que se eche a andar un programa de capacitación para que los indígenas se pongan a la par de los foráneos, para que así puedan optar por empleos mejor remunerados. Que los 479 mil millones de pesos que costó la construcción de esta mega obra, beneficien a los estados por donde pasan las vías del Tren Maya, aun cuando sabemos que para algunos puestos se habrá de requerir un cierto nivel de especialidad y capacitación.

En efecto, el Tren Maya será una maravilla que cruzará por los sitios más hermosos de la Península de Yucatán, pero ojalá que esta maravilla beneficie a las comunidades que más lo necesitan y que todos se puedan subir al tren del progreso construyendo hospitales, escuelas y la infraestructura que tanta falta hace a esta región.

Esta es opinión personal del columnista

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Ángel Álvaro Peña – Gobernación a través del Mecanismo espía a sus periodistas protegidos

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ALMA GRANDE

Por Ángel Álvaro Peña

El periodismo es una de las tareas con mayor responsabilidad social, una de las más estrictas que requieren de lealtad y discreción a su alrededor. No tener esas condiciones básicas representa un verdadero suicidio para los comunicadores, además de poner en riesgo el contenido de su información.

En un país como México, donde el periodismo es una de las actividades más peligrosas en el planeta, tener un infiltrado no sólo pone en riesgo el trabajo del periodista que debe ser impactante diariamente, sino su propia vida, porque la trayectoria sin fin de prácticas corruptas en la administración pública, la irrupción del crimen organizado, la injerencia de la delincuencia autorizada, la propia competencia entre periodistas se convierte en un peligro a la hora de contar con primicias. Por todo esto la intervención de un espía, de un vigilante que está al tanto de todas las actividades del comunicador, desde las profesionales hasta de la vida privada. Ese mirón puede hacer lo que quiera con esa información, vendérsela a un enemigo, dar a conocer la vida íntima del periodista, o simplemente tener material para un posible chantaje. Nadie quiere un mirón en su vida, menos aún con el pretexto de ser protegido.

Pertenezco al Mecanismo de Protección a Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas desde hace más de hace 10 años. En ese lapso han sucedido una serie de sucesos que van desde atentados contra mi vida hasta el asesinato de uno de los hombres que protegía mi integridad y que se había convertido en parte de la familia.

Al inicio de la presente administración se realizó una investigación exhaustiva, por parte de la Junta de Gobierno, con la intención de quedar bien con las nuevas autoridades y mantener su chamba, donde todavía están enquistados, para volver a valorar a los periodistas que requerían dicha protección, y en nombre de la austeridad comenzaron los regateos a quienes por el ejercicio de su profesión arriesgaban su vida.

Los guardias pertenecían entonces a la Policía Federal Preventiva, agentes entrenados tanto en la defensa de personas como en los protocolos. Ahora se contrató al Servicio de Protección Federal, especializado en la protección y cuidado de inmuebles y oficinas, lo cual marca una diferencia importante, tanto que hace ver a sus guardias como unos improvisados.

Los protegidos de la PFP tanto en los protocolos de defensa de la privacidad de los periodistas a quienes cuidaban su integridad como en el cuidado de las personas mostraban gran profesionalismo. El cambio vino a deteriorar los servicios y redujo la calidad y las estrategias, hasta colocar en serios peligros a los supuestos protegidos. Las gráficas de homicidios de periodistas lo comprueban.

En ese momento surge, desde las oficinas de Seguridad Federal, un grupo de guardias que servían a los intereses del grupo que comanda el Mecanismo, es decir a los integrantes de la Junta de Gobierno, que imponían sus criterios a los custodios para recabar información sobre las actividades de los comunicadores.

Así como sucedía en la KGB de la antigua Unión Soviética, los policías dejaban de cuidar la integridad de los ciudadanos para convertirse en sus espías.

El Mecanismo quiere intimidar a los periodistas tratando de hacer sentir que el enemigo de los periodistas está en casa, lo cual habla de por sí de la falta de ética y profesionalismo de un grupo de burócratas que sólo quiere nadar de a muertito asegurando que evita las muertes, cuando los homicidios continúan sucediendo, por desgracia, continuamente.

Nadie en su sano juicio imagina a un juez con un infiltrado a su lado las 24 horas, que lo observa sin cuidarlo hasta cuando duerme. En esta práctica cotidiana, en cualquier percance contra el periodista el guardia resulta ser el principal sospechoso ya sea como una persona que dio a conocer la rutina diaria de su vigilado a alguien, o por ejecutar de manera personal un atentado o una advertencia agresiva contra su integridad. La orden del aviso puede provenir de arriba, del propio Mecanismo, nadie podría alegar inocencia sin investigar sobre algún percance contra el comunicador sin pecar de ingenuidad.

Esto parece desconocerlo el grupo de Enrique Izaroque Palazuelos, que juega con la vida de los periodistas, porque no soy el único a quien le escamotean el servicio en el que está de por medio su vida.

Resulta por demás violento el hecho de que se me espíe en lugar de protegerme, sin más objetivo que evaluar mi derecho a obtener la protección que se ha comprobado a satisfacción necesito. Este servicio lo tengo gracias al fallo del Poder Judicial, por unanimidad de los ministros, a través de un amparo, luego de habérmelo quitado. Afortunadamente todavía hay gente decente en dicho poder que actúa conforme la ley y la justicia. El precio de la protección es la libertad del defendido. Porque se le defiende de la agresión, de la violencia, de la muerte, pero en nombre de toda esta demagogia sacrifican su privacidad, que es lo más propio que todo ser humano tiene.

Cuando hay un infiltrado en lugar de un protector, la vida privada termina al mismo tiempo que la libertad y ésta es para los periodistas el alma de su trabajo cotidiano, porque en ella y para ella trabaja.

El Mecanismo vende caro un derecho que se ha esforzado, por todos los medios, en hacer parecer como un favor, cuando en realidad surge para evitar las muertes de tantos compañeros que cayeron en cumplimiento de su deber por la incapacidad de sus protectores.

El mecanismo debió ser, desde un principio, un ente preventivo, que evite la muerte, con un aparato para la inteligencia que actúe alrededor de los periodistas inscritos en él para que nunca les pase nada, pero se volvió una oficina de obituarios donde sólo se emiten esquelas y pésames.

PEGA Y CORRE. -La caída libre de Xóchitl Gálvez provocó la llegada a las oficinas del CEN del PRI a personajes que no por haber perdido las elecciones dejan de ser cuadros valiosos para el tricolor, tal es el caso de Alejandra del Moral, excandidata a la gubernatura por el Edomex, quien sostuvo una larga conversación con el líder de ese partido, Alejandro Moreno Cárdenas… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.

Esta es opinión personal del columnista

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