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El Economista | | 05 Oct 2024 - 12:42hrs
Para Maggie Ficco, una madre trabajadora en el estado de Pensilvania, la escasez de plazas en los jardines de infancia y sus precios prohibitivos son más que un asunto de la campaña electoral en Estados Unidos: es una fuente constante de estrés y de problemas financieros.
"El precio del jardín de infancia es prácticamente igual al pago de la hipoteca de nuestra casa", entre 1,100 y 1,200 dólares al mes, explica esta educadora de 31 años, en una de las pequeñas viviendas de un barrio residencial, cerca de Filadelfia (noreste).
"Ganamos 'demasiado' para recibir ayudas, pero si uno de nosotros deja de trabajar no podríamos pagar nuestras facturas. Y nuestro gasto de jardín de infancia es una carga muy grande", dice con su bebé en los brazos.
"No tenemos lujos, no tenemos vacaciones locas. Hacemos la compra, pagamos nuestra casa, nuestro coche y la guardería y es todo lo que podemos permitirnos", dice.