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HIFU, una solución para controlar los síntomas de varios trastornos del movimiento
Los avances en tecnología médica han mejorado el tratamiento de trastornos neurológicos.

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Muy Interesante | España. | 11 Oct 2024 - 12:19hrs

Los avances en tecnología médica han mejorado el tratamiento de trastornos neurológicos. Un desarrollo reciente y prometedor es el ultrasonido focalizado de alta intensidad (HIFU en sus siglas en inglés), usado en la Fundación Jiménez Díaz para tratar el temblor refractario (un tipo de temblor que no responde a los tratamientos médicos convencionales, como los medicamentos), la distonía focal (trastorno del movimiento que causa contracciones musculares involuntarias y sostenidas en una parte específica del cuerpo) y el dolor neuropático (dolor crónico por una disfunción en el sistema nervioso mismo, sin que se haya producido algún daño). Este procedimiento, ya efectivo en los primeros pacientes tratados, ofrece una opción menos invasiva y más segura que la neuroestimulación cerebral profunda (DBS), el estándar hasta ahora.

¿Qué es el HIFU?
El ultrasonido focalizado de alta intensidad es una técnica no invasiva que usa haces de ultrasonido para generar calor en áreas específicas del cerebro, destruyendo tejidos mediante necrosis coagulativa y deteniendo las señales neuronales causantes de trastornos del movimiento. Guiado por resonancia magnética, el HIFU trata con precisión el temblor esencial y parkinsoniano, y también puede dirigirse al núcleo subtalámico en casos de párkinson, además de aliviar síntomas de distonía focal y dolor neuropático en ambas estrategias, ninguna de las cuales es, no obstante, curativa.




Grandes diferencias
Hasta hace poco, la DBS era el tratamiento más común para controlar los síntomas del temblor y otros trastornos del movimiento. La DBS implica la implantación de electrodos en áreas profundas del cerebro que, mediante estímulos eléctricos, controlan los movimientos involuntarios. Aunque eficaz, este tratamiento requiere una intervención quirúrgica más invasiva, con riesgos asociados como infecciones, problemas de ajuste de los dispositivos electrónicos implantados y la necesidad de revisiones periódicas. El HIFU, en comparación, es un procedimiento que no requiere cirugía abierta, ni la implantación de dispositivos, lo que reduce significativamente los riesgos asociados. La operación se realiza en tan solo 3 o 4 horas con el paciente despierto y con un ingreso hospitalario mínimo, generalmente de solo una noche. Como señala el Dr. Joaquín Ayerbe, especialista en neurocirugía de la Fundación Jiménez Díaz, una de las grandes ventajas del HIFU frente a la DBS es precisamente «su simplicidad de ejecución», lo que ha sido un punto clave para su adopción en la Fundación.

Pocos pero grandes casos de éxito
Hasta la fecha, la Fundación Jiménez Díaz ha tratado con éxito a 15 pacientes mediante HIFU, todos mayores de 70 años y diagnosticados con temblor esencial. Según el Dr. Ayerbe, todos los pacientes pudieron reincorporarse a sus actividades diarias 24 horas después de la intervención, sin requerir rehabilitación posterior. No se reportaron efectos secundarios significativos, lo que demuestra la seguridad y eficacia del procedimiento. Este éxito inicial no solo subraya la viabilidad del HIFU como tratamiento para el temblor esencial, sino que abre la puerta a su uso en pacientes más jóvenes y en casos más complejos, como los de párkinson con predominio de temblor. El objetivo a medio plazo es aumentar el número de intervenciones y tratar al menos a cuatro pacientes al mes; apostar por el HIFU como una opción de referencia en el hospital.

Criterios de selección y beneficios para los pacientes
El perfil del paciente candidato para HIFU es clave para asegurar el éxito. Los pacientes deben cumplir con ciertos criterios de inclusión: diagnóstico de temblor esencial o enfermedad de Parkinson tremorígeno, sin deterioro cognitivo significativo, y que no hayan respondido a los tratamientos farmacológicos convencionales. Además, los candidatos deben entender que el tratamiento no es curativo, sino que busca aliviar los síntomas y mejorar su calidad de vida. A diferencia de otras técnicas, los pacientes no deben tener indicaciones para otras terapias lesionales o DBS, o bien deben haber rechazado estas alternativas. Este enfoque selectivo garantiza que los pacientes que reciben HIFU sean aquellos que más se beneficiarán de sus ventajas mínimamente invasivas. Además de su simplicidad, el procedimiento permite evitar los riesgos de infecciones y complicaciones mecánicas asociadas con los dispositivos implantables de la DBS. Para muchos pacientes, estos factores hacen que el HIFU sea una opción más atractiva, especialmente si desean evitar cirugías más invasivas o no están dispuestos a someterse a tratamientos que requieran un seguimiento médico constante.

Una intervención multidisciplinar
El éxito del HIFU en la Fundación Jiménez Díaz no solo depende de la tecnología utilizada, sino también de la colaboración multidisciplinar de diferentes especialidades. El tratamiento se lleva a cabo con la participación coordinada de los servicios de Neurología y Neurocirugía, así como del equipo de Neurorradiología, encargado de manejar la resonancia magnética que guía el procedimiento. El equipo de Neurología, liderado por el Dr. Pedro García Ruiz y compuesto por los doctores Javier del Val y Cristina García Campos, es responsable de seleccionar a los pacientes adecuados y hacer un seguimiento exhaustivo de su evolución. En paralelo, el equipo de Neurocirugía, bajo la dirección de la Dra. Mónica Lara, realiza la intervención con precisión y control, mientras que las doctoras Julia Montoya y Cristina Ordóñez, de Neurorradiología, se encargan de las tareas relacionadas con la resonancia magnética.



                                                                   Los doctores J. Ayerbe, C. Feliz y P. García.

Futuros usos
Si bien el empleo del HIFU se ha centrado inicialmente en el temblor esencial, las posibilidades de expansión son amplias. La Fundación Jiménez Díaz planea incluir en sus criterios a pacientes más jóvenes, así como aquellos con enfermedad de Parkinson que presentan un alto componente de temblor. Además, se espera que el HIFU pueda utilizarse en el futuro para tratar otras condiciones, como el dolor neuropático que no responde a los tratamientos convencionales. Este avance no solo posiciona a la Fundación Jiménez Díaz como un centro de referencia en el tratamiento de trastornos del movimiento, sino que también subraya su compromiso con la excelencia sanitaria y la innovación tecnológica. El hecho de que sea el tercer hospital público de Madrid en ofrecer esta técnica subraya una vez más su compromiso con los pacientes.