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Con información de El Heraldo de México | México. | 26 Dic 2024 - 12:53hrs
El cerebro, nuestra manera de pensar y de hacer las cosas tradicionalmente, es el primer obstáculo cuando se trata de cumplir los propósitos de año nuevo, porque interpreta los cambios como un riesgo. Ante la idea de adquirir nuevos hábitos o tomar decisiones diferentes, el cerebro pone resistencia.
Estanislao Bachrach, doctor en biología molecular especializado en neurociencias, explica que el cerebro “está programado para no cambiar, pero tiene una capacidad de cambio que no usamos. El cerebro busca la rutina para no correr riesgos”.
La importancia de tener propósitos
Pese a las resistencias, tener propósitos en la vida es fundamental para la salud mental. Hacer planes permite disminuir el riesgo de caer en ansiedad y depresión.
Las personas que tienen propósitos en la vida son más eficientes a la hora de regular los procesos fisiológicos asociados al estrés.
Tener un sentido de vida ayuda a aumentar mecanismos de resiliencia compensatorios en el cerebro, como explica Víktor Frankl en su libro El hombre en busca de sentido. Aunque se desconocen los motivos, tener un sentido de vida favorece la resiliencia.
El cerebro tiene sus razones
Cuando cultivamos un hábito por mucho tiempo, tratar de deshacernos de él es complicado. El cerebro realiza sus tareas habituales en piloto automático; el sistema nervioso no pide autorización para actuar como siempre, simplemente ejecuta.
Los circuitos neuronales no necesitan buscar información para recordar cómo actuar en una situación habitual, como fumar o sumergirse en juegos de video. Es decir, una persona no razona para comportarse como habitualmente, no hay planeación, simplemente hay acción: cuando menos pensamos, el cigarrillo está entre los labios.
El trabajo inicia con la observación, volviéndonos conscientes de los momentos en que practicamos los hábitos que queremos cambiar, y empezar a ayudarnos con algunos trucos; por ejemplo, usar una alerta que nos recuerde apagar la consola de videojuegos, dejar el teléfono celular o tomar más agua.
Cuando seas consciente de los momentos en que incurres en conductas que deseas cambiar, sigue estos siete consejos:
1. Haz un plan
De acuerdo con el psicólogo británico Richard Wiseman, para cambiar nuestros hábitos el primer paso es hacer un plan detallado, describiendo acciones pequeñas y cómo lograrlas paso a paso. Para que funcione mejor, compra un libreta y escribe a mano todo tu plan. Lleva un calendario en el que apuntes tu progreso. El cerebro funciona más eficazmente si tus planes son concretos, mesurables y a corto plazo.
2. Instaura una rutina diaria
Para cambiar tus viejos hábitos, funcionan mejor las acciones diarias, siete veces a la semana, que aquellas intermitentes, porque te das una excusa para hacerlo “otro día”. Si te propones salir a correr, por ejemplo, trota alrededor de la manzana seis días y al séptimo, camina a paso veloz. Si quieres dejar de fumar, proponte no comprar cigarros todos los días.
3. Crea un plan de contingencia
Al principio será fácil fallar, por lo que es adecuado tener un plan B. Tim Bono, neurocientífico de la Universidad de Washington, sugiere que tengas un plan de contingencia en el que consideres cómo responder a las circunstancias que te alejen de tus objetivos.
4. Haz públicos tus propósitos
Comenta con familia y amigos tu propósito de cambiar hábitos, porque se dificulta cambiar de planes cuando ya involucramos a otras personas en nuestros propósitos. Dar excusas a otros es más complicado que disculparnos nosotros mismos. Para cumplir tus metas, son fundamentales las redes de apoyo.
5. Integra un eslabón cada vez
El cambio de hábitos o la integración de rutinas en tu día a día debe suceder de manera orgánica, para disminuir la resistencia de tu cerebro: incorpora un paso a la vez, como si aumentaras un eslabón cada día a tus actividades. Por ejemplo, si tu propósito es caminar más, baja del transporte una parada antes o estaciona tu auto dos calles más lejos, así no tienes que disponer todo para salir a caminar al parque antes o después de tu jornada laboral. De esta manera comenzarás a incorporar cambios en medio de tu jornada cotidiana y poco a poco aumentarás el tiempo y la distancia.
6. Concéntrate en el beneficio
Si te fijas y te quejas por el sacrificio que implica tu cambio de hábitos, el cerebro insistirá en que enfrentas un riesgo y pondrá obstáculos. Si llevas un diario de los beneficios que observas, te mantendrás motivado. Al cerebro le gusta recibir recompensas.
7. Date una recompensa
El circuito de recompensas del cerebro nos permite sentir placer y nos mantiene motivados, y funciona con dopamina. Al cerebro le encantan los premios y cada vez que reciba una dosis de dopamina te impulsará a seguir el camino para obtener más placer. Una vez al mes date un pequeño gusto, regálate un descanso y así mantendrás a tu cerebro de tu lado.
Si sigues estos siete consejos, te impulsarás a seguir yendo al gimnasio y a hacer una repetición más.