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Antropología dental indaga el origen de niños sacrificados hace un milenio en Chichén Itzá
La investigación, centrada en un chultún (depósito de agua) donde se descubrieron restos infantiles, reveló que la morfología dentaria de estos individuos difiere significativamente de la encontrada en otros sitios prehispánicos del área maya.

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Noreste | Yucatán. | 10 Jun 2025 - 09:25hrs

Un exhaustivo estudio de antropología dental en un contexto postsacrificial de Chichén Itzá ha arrojó nueva luz sobre la notable diversidad poblacional que caracterizó a esta antigua ciudad maya entre los años 700 y 1100 d.C., durante el periodo Clásico Tardío-Terminal.

La investigación, centrada en un chultún (depósito de agua) donde se descubrieron restos infantiles, reveló que la morfología dentaria de estos individuos difiere significativamente de la encontrada en otros sitios prehispánicos del área maya.

Los antropólogos físicos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Alfonso Gallardo Velázquez, Martha Pimienta Merlín y Oana del Castillo Chávez, son los autores de esta investigación. Su trabajo complementó un estudio genómico previo de la misma colección, el cual ya había indicado estrechas relaciones de parentesco entre los niños, incluyendo la identificación de dos pares de gemelos idénticos.

Los especialistas del Centro INAH Yucatán, subrayaron la importancia de los dientes en la investigación antropológica. Debido a su mayor resistencia a la degradación tafonómica en comparación con los huesos, los dientes ofrecen una valiosa fuente de información. El análisis de su morfología (formas) y morfometría (tamaños) permite a la antropología física establecer relaciones biológicas y posibles ascendencias entre distintas poblaciones humanas.

Como parte del proyecto, el equipo contabilizó mil 759 piezas dentales aisladas, recuperadas de un osario descubierto en 1967. Estas piezas, que no estaban unidas a sus respectivos maxilares y mandíbulas, incluían 693 dientes deciduos (de leche) y mil 66 permanentes, todos pertenecientes a individuos con edades comprendidas entre los 3 y los 14 años. Tras su clasificación, se determinó un número mínimo de 75 individuos en el osario.

Para determinar la afinidad biológica de estos niños, se realizaron análisis univariantes y multivariantes de los diámetros mesiodistales y bucolinguales de los dientes. Estos datos se compararon con los de colecciones similares de Chichén Itzá y otros 16 sitios del periodo Clásico, como Tikal, Calakmul y Copán. Adicionalmente, la información de los rasgos morfológicos dentales (volumen, número y forma de las cúspides, número de raíces, etc.) se cotejó con la de 25 sitios mayas prehispánicos.

Los resultados de ambas metodologías se detallan en el artículo publicado por Gallardo Velázquez, Pimienta Merlín y del Castillo en la revista Ancient Mesoamerica, editada por la Universidad de Cambridge.

La conclusión del artículo es reveladora: “los niños del chultún de Chichén Itzá probablemente no pertenecen a las poblaciones de las Tierras Bajas del norte o del sur, como tampoco a las de las Tierras Altas del sur”.

Esto significa que la morfología de su dentición no coincide con la de las poblaciones de regiones como el Petén guatemalteco, Tabasco, Chiapas, Belice, el occidente de Honduras, la propia península de Yucatán o la región montañosa entre Chiapas y Guatemala.

Los investigadores plantean tres hipótesis de los sucedido:

Sacrificio de inmigrantes: Un grupo local de Chichén Itzá, en el poder, pudo haber sacrificado a inmigrantes que se habían asentado en la ciudad. Esto implicaría que los niños nacieron en otro lugar y vivieron sus últimos meses en Chichén Itzá.

Traslado de individuos: Un grupo local de Chichén Itzá pudo haber adquirido, mediante compra o captura, a jóvenes de una etnia diferente a la suya para una ofrenda específica. En este caso, los niños habrían nacido y crecido en otra localidad y fueron trasladados a la ciudad poco antes de su muerte.

Sacrificio de una comunidad migrante: Un grupo inmigrante asentado en Chichén Itzá pudo haber realizado el sacrificio y la ofrenda de acuerdo con sus propias costumbres, buscando legitimación. Esto implicaría que los niños nacieron y crecieron en la metrópoli maya, pero dentro de una comunidad migrante.

Los autores sugieren la posibilidad de que estos niños pudieran haber formado parte de grupos de comerciantes de larga distancia que, a partir del 800 d.C., se asentaron en Chichén Itzá para controlar las rutas de comercio marítimas y terrestres de la península de Yucatán.

La segunda fase del proyecto contempló estudios comparativos de antropología dental con poblaciones de diferentes núcleos poblacionales y otras afinidades culturales, tanto mayas como del centro del país (especialmente grupos del estilo Mixteca-Puebla) y del Golfo de México. La combinación de estos estudios, concluyen los investigadores, las cuales permitirán responder a las interrogantes y descifrar la importancia simbólica de este depósito ritual.