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333 de Marco Lamoyi en el Centro Cultural Universitario Caja Real en SLP

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Juan Carlos Abril | San Luis Potosí | 12 Jun 2025 - 09:13hrs

El panorama de las artes visuales del siglo XXI, y concretamente en la última década, se ha visto profundamente modificado y sacudido por la globalización, junto a la interconexión instantánea que ofrece Internet, con todas las consecuencias y repercusiones que este medio conlleva.

La extrema velocidad en la que viaja la información y la facilidad de acceso a contenidos de todo orden, coloca al artista de hoy en una situación confusamente relativista y superficial que lo ha separado de lo genuino, compartiendo en consecuencia un estilo heterogéneo que acaba dificultando para el espectador o degustador de arte conocer sus orígenes o referencias. Sin embargo, no es este el caso de Marco Lamoyi, quien ha rechazado coherentemente la imitación, la homologación y el eclecticismo de estos tiempos low cost o de baja tensión estética, manteniendo en sus obras un trasfondo conceptual propio, heredero del inmanentismo de las vanguardias y en conexión con una dinámica identidad multicultural que dialoga con diversas tradiciones.




Tabasqueño nacido a finales de los años 50, estudió a mediados de los 70 en la Ciudad de México, en la Escuela Nacional de Pintura y Escultura «La Esmeralda». De amplia formación académica, posteriormente ingresó en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México, en el periodo comprendido entre 1977 y 1982. En 1981, recibió una Mención Honorífica en la Bienal de Gráfica, con una litografía a color titulada Homología icónica inconclusa, donde por aquel entonces ya subrayaba una alta intención conceptual por encima de lo formal, destacando la importancia del espacio vacío y lo inacabado aparente de la pieza.

Desde su primera exposición individual en 1981 titulada El concepto de la idea del objeto, en donde el objeto en sí era la idea misma de pintura, la intensa obra de Marco Lamoyi ha encontrado un notorio y muy particular lugar en la producción artística nacional e internacional a través de sus piezas, en las que la tridimensionalidad trasciende los límites de la imagen física bidimensional de los lienzos tradicionales, investigando su potencial en dimensiones espaciales, temporales, volumétricas y conceptuales.




Precursor de la posmodernidad y el posconceptualismo en México, la propuesta artística de Marco Lamoyi refleja una energía reflexiva e innovadora, abriendo ese abismo existente entre el pretérito inmediato de la creación plástica clásica y la coyuntura global que nos define. Ahí el conjunto de su magmática trayectoria se inserta por mérito propio en la actualidad mexicana, y por eso su nombre se encuentra hoy día entre los indiscutibles. Su obra se entiende como esa expresión en la que se vierte una visión personal que a la vez medita teóricamente sobre la geometría, entre otros recursos y herramientas, creando una tradición propia que se funda en su metalenguaje y en la que destacan cuatro aspectos que son parte inherente de su desarrollo: la exquisitez, la armonía, la sugerencia y la singularidad de la mirada. Su obra extrae poesía de la mirada.

La muestra que se presenta bajo el título 333, en el bello edificio Caja Real Centro Cultural, ubicado en el centro histórico de San Luis Potosí capital, es una selección a manera de antología visual de piezas recientes, reuniendo más de sesenta obras en las que se combinan distintas técnicas: pintura, fotografía e instalaciones, dispuestas en las siete salas de este recinto. La muestra podrá ser visitada a partir del 18 de junio y hasta finales de septiembre de este 2025.




Si consideramos que los números sirven como puertas de acceso a la sabiduría y a la comprensión de nuestro lugar en el mundo, esta exposición 333 se muestra como una llamada a la creatividad presente en todos nosotros. Como todo buen arte, nos dice cosas sobre nosotros mismos que desconocíamos anteriormente, explorando nuestras capas interiores y conectándonos con nosotros mismos. No olvidemos que, como número maestro, 333 simboliza el despertar cognitivo y la conexión reveladora íntima y, a la vez, representa la expresión y la conexión con el sentido de lo intangible. 333 refleja ese orden cósmico en donde todas las cosas y los objetos se encuentran alineados en virtud de nosotros, en función de nuestra inefable subjetividad.




Por Juan Carlos Abril