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El 'Museo del Imperio' fallido que forjó el patrimonio del Castillo de Chapultepec
Una iniciativa que, aunque nunca se consolidó en su totalidad, legó al actual Museo Nacional de Historia (MNH) un invaluable acervo de objetos y testimonios de aquel controvertido periodo.

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Noreste | Ciudad de México. | 13 Jun 2025 - 10:47hrs

El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) informó que pocas personas saben que en las entrañas del majestuoso Castillo de Chapultepec, se gestó un ambicioso proyecto: la creación de un museo dedicado al efímero Segundo Imperio Mexicano.

Una iniciativa que, aunque nunca se consolidó en su totalidad, legó al actual Museo Nacional de Historia (MNH) un invaluable acervo de objetos y testimonios de aquel controvertido periodo.

La gesta comenzó en 1916, cuando Venustiano Carranza, entonces primer jefe del Ejército Constitucionalista, instruyó la urgente tarea de recolectar los vestigios materiales de la fallida aventura imperial. Su lamentable homicidio en 1920, mientras ejercía la presidencia de México, truncó la consolidación de este museo. Sin embargo, su visión sentó las bases para la riqueza histórica que hoy resguarda el MNH.

El historiador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Axayácatl Gutiérrez Ramos, ha desempolvado esta fascinante historia, tomando como punto de partida dos pianos que una vez pertenecieron al emperador Maximiliano de Habsburgo y a su esposa Carlota. Estos instrumentos, que hoy se pueden admirar en la Sala de Música del MNH, son solo la punta del iceberg de una verdadera cruzada emprendida por el gobierno mexicano para recuperar los materiales dispersos del Segundo Imperio.

Al colapsar el gobierno de Maximiliano, los objetos personales de la pareja imperial –desde alhajas y vestuario hasta enseres domésticos, mobiliario y documentos–, e incluso macabros recuerdos como mechones de las barbas del emperador y pañuelos empapados de su sangre, se dispersaron vertiginosamente. Cayeron en manos de allegados al régimen, vendedores, oportunistas e incluso saqueadores.

Sorprendentemente, algunos objetos se salvaron de esta dispersión al quedar olvidados en dependencias como Palacio Nacional y el propio Castillo de Chapultepec. Tal es el caso de la lujosa vajilla de plata Christofle, un obsequio de Eugenia de Montijo, esposa de Napoleón III, a los emperadores antes de su partida a México.

Gutiérrez Ramos, responsable de la curaduría de Mobiliario y Enseres Domésticos del MNH, explica que tras la virulencia inicial de la nueva República y una vez amainados los ánimos, comenzó un lento pero constante proceso para reunir trofeos de guerra, testimonios históricos y reliquias del periodo. Estos se habían conservado gracias a herencias familiares, coleccionistas, nostálgicos partidarios del imperio y anticuarios.

Fue en plena época revolucionaria cuando Carranza confió a Félix F. Palavicini, su antiguo asesor, la encomienda de «acopiar todo lo que hubiese del Segundo Imperio». Para esta labor, contaron con la invaluable guía de José Luis Blasio y Prieto, quien fue secretario particular de Maximiliano y autor del libro «Maximiliano íntimo» (1905). El proyecto del museo recayó en Antonio Cortés Vázquez, investigador del antiguo Museo Nacional.

Los dos pianos que hoy son la joya de la colección tienen sus propias historias de recuperación. El piano francés Collard & Collard de Maximiliano fue confiscado a un particular en 1938, tras una larga batalla legal que culminó en un acuerdo monetario para asegurar su permanencia en el patrimonio nacional.

Por su parte, el piano Herz Neven de Carlota, con elegantes aplicaciones de bronce, llegó al antiguo Museo Nacional en 1915, incautado a un anticuario. Este último demandó su devolución, desatando un pleito legal que se prolongó por años, a pesar de que el anticuario fue compensado. La disputa se resolvió finalmente en 1943, declarando el instrumento como monumento de carácter nacional.

Un año más tarde, en 1944, ambos instrumentos fueron exhibidos juntos por primera vez con la inauguración del Museo Nacional de Historia. Si bien el sueño de un museo exclusivo del imperio en Chapultepec nunca se materializó, el MNH recuperó y recreó valiosos espacios y objetos en el Alcázar, honrando así la memoria de un periodo trascendental en la historia de México.