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Noreste | Ciudad de México. | 25 Jun 2025 - 09:51hrs
El Proyecto Templo Mayor (PTM), dirigido por el recién galardonado con el Premio Nacional de Artes y Literatura 2024, el arqueólogo Leonardo López Luján, continúa revelando los secretos del antiguo imperio mexica. Desde hace varios años, el equipo ha estado trabajando en una serie de ofrendas descubiertas en línea recta y bajo el adoratorio de Huitzilopochtli, el dios tutelar del pueblo mexica, en el corazón de la Ciudad de México.
En una entrevista reciente, López Luján, profesor e investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), expresó su gratitud a la institución que ha sido su hogar académico durante 45 años, a la Academia Mexicana de la Historia por su nominación al premio, y especialmente al equipo del PTM que lo apoya diariamente.
El arqueólogo rememoró sus inicios en el proyecto, a la edad de 16 años en 1980, cuando se unió a la “época dorada” bajo la dirección de Eduardo Matos Moctezuma. Sin embargo, la etapa actual, bajo su liderazgo desde 1991, ha demostrado ser igualmente fructífera. El equipo actual está compuesto por 25 colaboradores, desde el experimentado Tomás Cruz Ruiz, quien ha estado con el PTM desde sus inicios, hasta el arqueólogo Miguel Ángel Báez Pérez y la joven practicante Karen Jiménez Mendoza.
Hasta la fecha, se han descubierto un total de 221 ofrendas en el axis mundi mexica, con hallazgos recientes concentrándose en la sección del Templo Mayor dedicada a Huitzilopochtli. Una de las más impresionantes es la Ofrenda No. 178, localizada a finales de 2018 cerca del centro del Cuauhxicalco, una plataforma ritual entre la pirámide principal y el Huei Tzompantli.
La excavación de esta ofrenda, que comenzó en 2019 y aún continúa, ha recuperado 19,710 elementos de origen orgánico y mineral. Estos objetos, traídos desde los confines del imperio mexica –desde las costas del Golfo de México hasta los litorales del Océano Pacífico y la Cuenca de México–, demuestran el vasto alcance del poder mexica. «¡Imagínate! En una época en la que no había aviones ni autobuses, en que la mayoría de los trayectos se realizaban a pie. Traer todas esas riquezas y enterrarlas a 2,200 metros de altitud, al pie del Templo Mayor. ¿Quién puede hacer eso? Solo un imperio,» comentó López Luján.
Entre los hallazgos más notables se incluyen más de 400 frondas de coral del Pacífico (posiblemente del sur de la península de Baja California), 200 estrellas marinas (95% del tipo «chispas de chocolate»), y el esqueleto de un jaguar hembra ataviado con cascabeles de cobre. Este felino, capturado en la selva, fue mantenido en el vivario de Moctezuma Xocoyotzin antes de ser sacrificado para la ceremonia.
El arqueólogo Miguel Báez y el especialista Tomás Cruz detallaron que la caja de ofrenda, de 1.40 m por 1.10 m y considerada una de las más grandes encontradas, ha sido excavada aproximadamente 60 centímetros, revelando los restos del jaguar rodeado de una “cantidad brutal” de conchas. Báez enfatizó que los elementos marinos debieron llegar en ollas con agua de mar, y el felino se mantuvo vivo hasta el momento de la «magna ceremonia».
Los descubrimientos también ofrecen una ventana a la biodiversidad de hace cinco siglos, revelando especies que hoy han desaparecido o han reducido drásticamente su tamaño en México, como ciertos corales gorgonias que ahora solo proliferan en Nicaragua, o ejemplares de peces globo de gran tamaño. «Estamos encontrando una muestra de la biodiversidad de hace cinco siglos, la cual, hemos devastado,» lamentó López Luján, reflexionando sobre el impacto humano en el medio ambiente a lo largo de la historia.
Afortunadamente, esta ofrenda, que simboliza la profunda conexión de los mexicas con la organización espacial y el simbolismo, permaneció intacta durante 500 años, salvándose de ser destruida por la instalación de un colector en 1900. Como ha expresado el propio Leonardo López Luján, el Huei Teocalli y cada ofrenda descubierta en el sitio son “un testimonio elocuente de la devoción de un pueblo entero, que creó su propia manera de percibir e incidir sobre un entorno natural y social, distinto al nuestro.”