Noreste | Coatzintla | 25 Sep 2025 - 18:01hrs
La contaminación provocada por Petróleos Mexicanos en arroyos y ríos de Coatzintla se ha convertido en una de las peores tragedias ambientales de la región, mientras que miles de familias siguen sin acceso a agua limpia para beber, cocinar o bañarse, el alcalde César Ulises García Vázquez no ha mostrado voluntad para enfrentar a la empresa y obligarla a responder por los daños ocasionados, incluso al mentirle al director de Política Regional de la Secretaría de Gobierno, Adolfo Toss Capistrán con supuestos acuerdos que no se van a cumplir.
Para ejemplo de esto son los habitantes de Arroyo Florido, quienes son testigos directos de este desastre desde hace más de ocho meses, cuando un ducto de Pemex comenzó a filtrar hidrocarburos sin que nadie hiciera nada para contener la emergencia. Con el paso del tiempo, el crudo se expandió hacia sembradíos, pozos y corrientes de agua, dejando tras de sí animales muertos, cultivos arruinados y familias sin el recurso más básico: el agua. La lluvia reciente agravó el escenario, extendiendo la contaminación a nuevas zonas.
Lo más preocupante es que, mientras la ciudadanía enfrenta los estragos en carne propia, el ayuntamiento guarda silencio. César Ulises apenas acudió hace unos días a la zona afectada, en lo que fue su primera visita en meses, sin llevar soluciones ni compromisos firmes. Para los pobladores, aquello fue solo un acto de simulación, pues no se instalaron brigadas médicas, no hubo dotación de agua potable y tampoco se anunció un plan de remediación ambiental.
En lugar de asumir su responsabilidad, el alcalde intentó lavarse las manos frente a funcionarios estatales. Este jueves, durante la visita del director de Política Regional de la Secretaría de Gobierno, Adolfo Toss Capistrán, aseguró que el municipio ya trabajaba en medidas de atención. Sin embargo, en la práctica, los afectados no han recibido más que promesas huecas y discursos que no se traducen en acciones.
Mientras tanto, la Comisión de Agua del Estado de Veracruz (CAEV) ha tratado de frenar el desastre con recursos limitados, pero resulta evidente que sin coordinación y apoyo municipal los esfuerzos son insuficientes. Pemex, por su parte, sigue operando con absoluta impunidad, sin sanciones ni exigencias de reparación, lo que permite que el problema se repita una y otra vez sin consecuencias reales.
No por nada las familias de Arroyo Florido, cansados del abandono, habitantes de distintas localidades decidieron tomar el puente Cazones 4 para manifestar su hartazgo. Exigieron tanto a Pemex como al gobierno municipal y estatal un alto inmediato a la contaminación y la reparación de los daños provocados por los nuevos derrames. Las pancartas exhibieron el sentir de la gente: no más engaños, no más silencio y no más indiferencia ante un problema que amenaza su salud y su futuro.
Los manifestantes advirtieron que no se trata solo de un tema ambiental, sino de un problema de salud pública y de supervivencia. Cada día son más los casos de personas con enfermedades respiratorias o cutáneas, al tiempo que la producción agrícola se pierde y los pozos se convierten en focos de infección. A esto se suma el daño irreparable a la flora y fauna de la región, que hoy agonizan cubiertas por residuos de hidrocarburo.
Frente a la indiferencia de las autoridades, los pobladores dejaron claro que mantendrán la presión hasta obtener respuestas concretas. Demandaron agua limpia, brigadas médicas permanentes, un plan serio de remediación ambiental y la presencia real del gobierno en sus comunidades. Coatzintla vive una crisis que desnuda la negligencia de Pemex, pero también la falta de liderazgo del alcalde César Ulises García Vázquez, quien ha preferido mirar hacia otro lado mientras su municipio se ahoga en petróleo.