Noreste | Poza Rica, Ver. | 28 Nov 2025 - 14:48hrs
El Centro de la ciudad luce convertido en un laberinto caótico donde las banquetas ya no pertenecen a los peatones, sino a los comerciantes que, sin control alguno, ocupan cada centímetro disponible para extender su mercancía, obligando a la población a caminar entre vehículos y exponiéndose al peligro constante de atropellamientos.
Desde zapaterías, comercios de comida y las abusivas tiendas de ropa de segunda mano, se han apoderado de manera arbitraria de los pasos peatonales en zonas muy concurridas de la ciudad, como la calle 8 Norte de la colonia Obrera, donde incluso se obstruyen las guías fototáctiles que se instalaron para el libre tránsito de personas invidentes.
Durante un recorrido por las principales calles comerciales se constató la impunidad con la que operan negocios establecidos y vendedores ambulantes, quienes han transformado las banquetas en bodegas, pasillos de exhibición y puntos de venta; la invasión es tan evidente que en algunos tramos resulta imposible avanzar sin bajar al arroyo vehicular.
Las personas mayores, madres con carriola, estudiantes y personas con discapacidad son quienes más sufren este abuso, ya que sortear el tiradero de ropa y zapatos, además de puestos, lonas, mesas y exhibidores, se vuelve una tarea diaria que los expone a transitar entre autos y motocicletas que circulan a escasos centímetros, sin ninguna medida de protección.
De acuerdo con el Reglamento de Comercio y el Reglamento del Departamento de Imagen Urbana, se prohíbe explícitamente la obstrucción de aceras y se delimita que su uso solo puede autorizarse bajo permisos temporales y sin impedir la movilidad peatonal.
Pese a estas disposiciones, vecinos y peatones denunciaron que tanto ambulantes como establecidos no respetan las dimensiones autorizadas y no mantienen libres las áreas destinadas al tránsito, por lo que solicitaron a las autoridades competentes realizar operativos de liberación de las banquetas y pasos peatonales, y que se sancione a quienes infringen la ley.
Mientras tanto, el desorden sigue creciendo sin freno alguno; las banquetas que fueron creadas para proteger al peatón se han convertido en territorio perdido, convirtiendo Poza Rica en una ciudad donde prevalecen los intereses comerciales sobre la seguridad de la gente.
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