
Isaac Carballo Paredes | Poza Rica, Ver. | 12 Dic 2025 - 00:51hrs
Con el corazón puesto en la Morenita del Tepeyac, cientos de familias pozarricenses se reunieron en la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe para vivir una de las noches más esperadas del año: el arranque de los festejos guadalupanos. Desde el día previo, una incesante fila de peregrinaciones recorrió las calles rumbo al templo, llenando la ciudad de cánticos, flores y el inconfundible fervor que envuelve a los creyentes cada 12 de diciembre.
El punto más emotivo surgió al filo de la medianoche, cuando finalmente llegó el fuego guadalupano, traído directamente desde la Basílica de Guadalupe. El resplandor del fuego bendito iluminó el rostro de los fieles, muchos de ellos con lágrimas discretas, sabiendo que ese momento simboliza unión, esperanza y un puente espiritual con el Tepeyac. Con su llegada, el ambiente se transformó en un estallido de júbilo que marcó oficialmente el inicio de las celebraciones.
Las mañanitas resonaron con fuerza en el atrio, interpretadas por músicos y acompañadas por cientos de voces que, al unísono, celebraron a la Virgen Morena. El canto, la fe y la devoción envolvieron cada rincón de la parroquia, mientras familias enteras agradecían, pedían o simplemente contemplaban el momento con profunda emoción.
Para cerrar la noche, se llevó a cabo la Misa de Gallo y la Bendición de Rosas, una ceremonia que por primera vez se realiza en Poza Rica y que llenó de significado la madrugada guadalupana. Con ramos en alto y corazones humildes, los fieles recibieron esta bendición como un símbolo de esperanza, marcando así el inicio de un día lleno de tradición, fe y profundo amor a la Virgen de Guadalupe.
Cabe destacar que dentro de los grupos más destacados sobresalió la emotiva peregrinación de los locatarios del mercado Poza Rica, una de las más grandes y tradicionales de la ciudad. Encabezados por Guillermina Camacho Miranda y Quirino Camacho Miranda, integrantes de la Unión de Comerciantes, los trabajadores caminaron juntos con estandartes, veladoras y ofrendas, honrando una devoción que ha pasado de generación en generación.