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CARLOS JESÚS RODRÍGUEZ POR SI ACASO… |
01 Jun 2025
DECIA EL ínclito e impoluto Ángel Leodegario Gutiérrez Castellanos: ¿para que te preocupas, alteras o aceleras por algo que, finalmente, ocurrirá?, y vaya que tenía razón el llamado Tribuno de Tres Zapotes. Y es que si el domingo se hubiera realizado una medición de estado de ánimo de la población veracruzana, seguramente encontrarían que muchos son prospectos para ser atendidos en urgencia por algunas de las enfermedades mentales más comunes que incluyen: trastornos de ansiedad, trastornos depresivos, bipolares, trastornos psicóticos, trastornos del desarrollo e incluso de personalidad, y todo a causa de unas elecciones, donde, presuntamente, se juegan el todo por el todo con un candidato que les garantizó empleo, trabajo para algún familiar, componerles su calle, abrir nuevos parques y jardines donde los niños convivan, agua potable suficiente para que nunca más ocurran tandeos, seguridad en su hogar, en calles o centros comerciales que les permita salir a cualquier parte sin el consabido Jesús en la boca o, en el mejor de los casos, que les inviten a hacer ciertos negocios como obra pública, abrir un changarrito, poner un negocio redituable como, por ejemplo, un restaurante bar, una cantinita o, incluso, una piquera perdida en el barrio más humilde, sin darse cuenta –en esa inocencia o candidez que suele tener el pueblo-, que si gana el esperado le bastaría dar unos tragos al bálsamo de la desmemoria para poner en el cesto de la basura las promesas realizadas, y los ejemplos abundan a través del tiempo. Total, prometer no empobrece, cumplir es lo que aniquila, por lo que una vez montados en el poder, las flamantes autoridades meten a trabajar a sus familiares o concubinas, sean hombres o mujeres, se compran la camioneta o auto más lujoso para transportarse y se consiguen una novia, la más bonita del pueblo a la que hacen su asistente personal o, incluso, consejera, aunque carezca de perfil o nivel profesional aceptable, lo que cuenta es el modelito, y si no que les cuente Adán Augusto López Hernández por solo mencionar al más visible. Dicen los que saben que las veladoras se agotaron el domingo en todas las cererías, ya que fueron acaparadas para prenderlas al santo de su devolución pidiendo por el triunfo del esperado y la derrota del enemigo que, en caso de triunfar, les cerrará automáticamente la puerta, porque la política en México es un instrumento de conveniencias y venganzas. Ya la mayoría de políticos han transitado por varios brazos partidistas, porque tienen un corazón tan grande que ahí caben todas la siglas y colores. Por ello, pasada la elección, la chamba de los psiquiatras se incrementará, ya que infinidad de perdedores tendrán trastornos mentales (o enfermedades mentales) que no son sino afecciones que impactan su pensamiento, sentimientos, estado de ánimo y comportamiento. Estos pueden ocurrir en un corto período de tiempo o aparecer y desaparecer, pero algunos pueden ser crónicos (de larga duración). Pueden afectar su capacidad de relacionarse con los demás y engendrar odios permanentes.
Y ES que la frustración de perder en política puede manifestarse de diversas formas, desde la sensación de injusticia hasta la desilusión con el sistema político. Se puede experimentar como una falta de control sobre el propio destino o como un golpe a la propia autoestima, pero, también, puede llevar a la desconfianza en las instituciones y en los políticos en general, lo que podría afectar la participación ciudadana y la legitimidad del gobierno. Pero la frustración de perder en política puede desencadenar sentimientos de ira y agresión, especialmente si se percibe una falta de justicia o de oportunidades, y en algunas ocasiones puede dificultar la búsqueda de soluciones o alternativas a los problemas políticos, ya que la persona puede sentirse desanimada o desilusionada, lo que conlleva cambios en el comportamiento, como la apatía, la resignación o la búsqueda de soluciones radicales (de ahí los asesinatos o agresiones a políticos ganadores).
POR ESA razón, para que preocuparte tanto por una elección municipal y menos por una del Poder Judicial de la Federación, cuando la historia nos ha enseñado que gane quien gane, las cosas seguirán igual, nada cambia, salvo los nuevos ricos, los afortunados que le pegan a la lotería logrando un cargo que los marea y les convierte, imaginariamente, en semidioses que todo lo pueden, hasta cometer atropellamientos con unidades automotores en contra de gente humilde, como ocurrió en Uxpanapa, y nada pasa, porque el responsable es el encumbrado dirigente Estatal de MoReNa, Esteban Ramírez Zepeta.
LA NOCHE del domingo se instaló el Programa de Resultados Electorales Preliminares, y las cifras, como siempre, fluirán con lentitud, sobre todo en aquellos lugares donde no se favorezca al partido en el poder, por lo que lejos de especular en torno a quien ganó y quien perdió, lo mejor es esperar resultados concretos con mayor aproximación a la realidad. En todo caso, la sociedad decidió ya sea por unos cuantos pesos, por pírricos programas sociales, por la amenaza de perderlos si no se alinean o porque ya no quieren saber nada de cierta oposición, amén de la violencia trasmutada en asesinados, amenazas, levantones, agresiones armadas y advertencias, sin menoscabo de quienes a media agua se bajaron de barco para dar su respaldo a los morenos, y no se les culpa porque en política lo que mas priva son las traiciones.
AHORA QUE, en materia de elección judicial, aunque sostengan que fue un triunfo, el proceso constituyó un soberano fracaso, con casillas vacías y solo votando los afamados siervos de la Nación obligados por las circunstancias. Fueron infinidad de lugares donde luego de votar para alcalde o alcaldesa, los funcionarios de casilla indicaban que, enfrente o a un lado estaban las boletas para la elección de ministros, magistrados y jueces, y la respuesta era casi la misma: no me interesa. Y no le interesó a la sociedad, pese a que muy temprano difundieron en cadena nacional la imagen de Andrés Manuel López Obrador que dejó su cautiverio para salir a sufragar por lo que se considera, su reforma madre. Lo peor fue cuando comenzaron a circular versiones de que en algunos Estados las boletas ya estaban marcadas y listas para depositarse en las urnas, lo que habla de la pobre democracia que tendrá México en los años por venir, donde las suspensiones provisionales dejaran de funcionar como tales, mientras el poder judicial estará al servicio de quien le paga, en este caso el Ejecutivo que, por otra parte, encumbró a los futuros integrantes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Vaya nación que nos espera, y acaso Estados Unidos, que tiene pendiente la negoción del tratado de libre comercio no se quedará cruzado de brazos. A ver que pasa. OPINA [email protected]
Esta es opinión personal del columnista