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Noreste | Veracruz. | 06 Ago 2025 - 09:45hrs
Especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) han recuperado dos cañones de hierro en el corazón del puerto de Veracruz, que fungieron como testigos mudos de momentos clave en la historia de México, como la Independencia, la Guerra de los Pasteles, la Intervención Norteamericana y la Revolución Mexicana.
Estos dos artefactos, las primeras piezas completas de artillería registradas en el subsuelo de la ciudad, fueron hallados durante un proyecto de salvamento arqueológico iniciado en 2024. El proyecto se lleva a cabo en coordinación con el Ayuntamiento de Veracruz, que realiza obras de optimización de servicios hidrosanitarios, eléctricos y de comunicaciones en la zona.
El primer cañón, de 2.03 metros de largo y 750 kilogramos, fue localizado el 12 de junio de 2025 en las calles Independencia y Juárez. Según la investigadora del Centro INAH Veracruz, Judith Hernández Aranda, su calibre «de a 6 pies» sugiere que pudo haber sido parte de la artillería de un barco de correo, adaptado posteriormente para su uso en tierra.
El segundo cañón, hallado el 25 de julio en la confluencia de Independencia y Emparan, es más grande y pesado. Con 2.82 metros de longitud y un peso estimado de 1.3 toneladas, su tamaño podría indicar que se trata de un cañón «de a 12 pies», un modelo común en la artillería española de finales del siglo XVIII.
La arqueóloga Hernández Aranda explicó que la proximidad de los cañones se debe a que esta área correspondía en el siglo XIX a la ruta que conducía a la Puerta de México, uno de los accesos terrestres de la antigua ciudad amurallada que debía ser fortificado en caso de intervención extranjera.
Aunque el alto grado de oxidación impide apreciar detalles o marcas de fabricantes, los especialistas estiman que los cañones datan de finales del siglo XVIII o principios del XIX, por lo que es probable que se usaran en la defensa de Veracruz durante las guerras contra Francia (1838) y Estados Unidos (1847).
Hernández Aranda señaló que después de los conflictos, las armas inservibles, debido a su gran peso, solían tener un segundo uso. «El cañón más pequeño requirió del uso de eslingas y el esfuerzo de 10 personas para subirlo a una camioneta», comentó. Por ello, a menudo se reutilizaban como guardacantones o bolardos en las esquinas de las calles, para atar caballos o evitar que los carruajes chocaran con los edificios.
«En algún momento de finales del siglo XIX, durante nuevas obras de urbanización, debió ser complejo trasladarlos y simplemente se cavaron zanjas para enterrarlos y nivelar las calles por encima», concluyó la investigadora.
Ambos cañones ya están resguardados en espacios del Centro INAH Veracruz, el primero en la Casa Canal y el segundo, que requirió una grúa para su manejo, en el Antiguo Hospital de San Carlos. Mientras se define un proyecto de restauración, han sido protegidos con geotela y cubiertas para evitar que sigan deteriorándose a la intemperie.