Noreste | Poza Rica, Ver. | 08 Ago 2025 - 19:51hrs
Entre calles con baches, luminarias apagadas y rostros llenos de esperanza, el alcalde electo Emilio Olvera Andrade inició su Reunión de Agradecimiento y Planificación Municipal 2026-2029, recorriendo diversas colonias populares donde la gente lo recibió con abrazos, peticiones y fe.
La primera colonia que visitó, a temprana hora, fue la Petrolera, donde fue recibido con entusiasmo por vecinas y vecinos que lo esperaban desde muy temprano con palabras de aliento y peticiones concretas. Fue el punto de partida de una jornada intensa que marcó el comienzo de un nuevo capítulo para Poza Rica.
Por la tarde, colonias como Reforma, Círculo Michoacano, San Felipe, El Mirador y una parte del sector Los Sauces fueron testigos de este ejercicio inédito de cercanía. No hubo filtros, ni promesas vacías: hubo palabra directa, oídos atentos y compromisos concretos.
“Yo no les voy a mentir. Si se puede resolver, lo haré. Y si no se puede, se los diré de frente. Pero haré todo lo posible por ayudarles”, afirmó Olvera Andrade, rodeado de vecinos que le confiaron desde fallas en el drenaje y alumbrado público, hasta temores por la inseguridad en sus calles.
Uno de los anuncios más celebrados fue su compromiso de erradicar el problema de la basura, mediante la adquisición de una flotilla de al menos 20 camiones recolectores, que permitirá brindar un servicio digno y eficiente en toda la ciudad.
En la colonia El Mirador, donde también se congregaron habitantes de San Felipe, la petición fue clara: regularizar sus terrenos y obtener escrituras. Y la respuesta del alcalde electo no se hizo esperar: “Será un proceso legal, transparente, y con justicia social. Vamos a darles certeza jurídica para que esas casas ya sean suyas con todas las de la ley”.
“Necesitamos mucho apoyo, pero confiamos en usted porque sabemos que no nos va a fallar”, dijo doña Erica, vecina del Mirador.
En Los Sauces, donde el principal reclamo fue el alumbrado público, Emilio se comprometió a colocar luminarias y rehabilitar lo que haga falta. “La seguridad también se construye desde lo básico. Si una calle está iluminada, la gente puede caminar tranquila. Vamos a atenderlo de inmediato”, respondió.
Pero no todo fue exigencia. También hubo aplausos, abrazos y hasta emoción juvenil: niños y adolescentes le pidieron autógrafos. Emilio Olvera, con sencillez, sonrió y firmó cuadernos y playeras. Se ha convertido, sin proponérselo, en símbolo de algo que escasea: la esperanza.
El respaldo fue contundente. Vecinos y vecinas le refrendaron su apoyo, le prometieron estar cuando se les necesite y, sobre todo, le regalaron algo más valioso que un voto: su confianza. Y siempre estuvo acompañado por su equipo de trabajo, el que lo arropa y arropará hasta llegar al 1 de enero cuando entren en funciones.
Hoy, por primera vez, alguien les habla claro, les dice la verdad y les promete lo posible porque hay voluntad. Y Emilio Olvera la tiene.