9 de Noviembre de 2025 | 17:37
INICIO    ESTATAL    NACIONAL    INTERNACIONAL    NOTA ROJA    XALAPA    POZA RICA    CULTURA    VIRAL   
Don Mario, el hombre que perdió todo, pero sigue cantando con fe
Fue rescatado por sus vecinos tras la inundación que arrasó con su hogar; hoy vive en un albergue donde canta para mantener viva la esperanza.

Isaac Carballo Paredes | Poza Rica, Ver. | 09 Nov 2025 - 16:11hrs

Entre el lodo y los escombros que dejó la inundación en la colonia 27 de Enero, el señor Mario Martínez Guzmán apenas alcanzó a rescatar una bocina y un micrófono. La corriente del agua lo arrastraba cuando sus vecinos corrieron para salvarlo. Aquel día, el hombre que durante años ha vivido de cantar en las calles y en pequeños restaurantes vio desaparecer su casa bajo el agua y las pocas pertenencias que había reunido con tanto esfuerzo.

El día de la inundación, Don Mario se encontraba solo en casa. Con dificultad logró poner a salvo la bocina recién comprada y el micrófono que, por años, ha sido su herramienta de trabajo. En cuestión de minutos, el agua cubrió todo y lo obligó a salir. Sus vecinos lo auxiliaron, le dieron ropa seca y lo trasladaron al albergue temporal instalado en la Casa de Cultura, donde desde hace un mes permanece bajo el cuidado de las autoridades municipales.

Aunque perdió lo poco que tenía, Don Mario no ha dejado de cantar. Todos los días se le puede ver afuera del refugio entonando las canciones con las que se gana la vida. Dice que su voz es lo único que el agua no le arrebató y que desde ahí intenta empezar de nuevo, paso a paso, nota a nota, llevando alegría a quienes también lo perdieron todo.

Para él, la música es más que un sustento, es su manera de agradecer por estar vivo. Asegura que sin la ayuda de Cristo y de sus vecinos no habría logrado salir con vida de aquella noche. “Cristo me salvó”, repite con una sonrisa cansada pero firme, convencido de que su fe le dio fuerzas para seguir adelante.

Hoy, además de cantar, Don Mario comparte palabras de aliento con quienes lo escuchan. Su historia se ha convertido en un reflejo de esperanza entre los damnificados, un recordatorio de que incluso después del desastre, la fe y la voluntad de vivir pueden ser más fuertes que cualquier corriente.