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Revolución o ilusión cuántica
DAVID VALLEJO
CÓDIGOS DEL PODER

28 Feb 2025

Microsoft ha anunciado Majorana 1, un chip basado en fermiones de Majorana y un nuevo tipo de material denominado topoconductor. Según la compañía, este desarrollo marca un punto de inflexión en la computación cuántica. Pero en medio del entusiasmo, tuve una conversación con mi tío por WhatsApp que me dejó pensando.


Él, con su escepticismo bien fundamentado, no cuestiona los avances, sino la forma en que se presentan. Las empresas tecnológicas han perfeccionado el arte de anunciar progresos como si fueran saltos cuánticos cuando, en realidad, son mejoras incrementales. ¿Es Majorana 1 una revolución o un refinamiento más dentro de un proceso que aún está lejos de materializarse? La historia está llena de promesas que, años después, terminan moderadas por la realidad técnica.


Más allá de la estrategia de comunicación, el desarrollo de este chip es impresionante. La computación cuántica opera con cúbits en estados superpuestos, lo que, en teoría, permite resolver problemas con una eficiencia inalcanzable para los sistemas actuales. Sin embargo, la inestabilidad de los cúbits ha sido el gran obstáculo. Si Microsoft ha logrado estabilizarlos con esta nueva arquitectura, estamos ante un paso importante.


Pero la pregunta clave sigue siendo otra: ¿aumentar la capacidad de procesamiento equivale a generar conocimiento? Porque una cosa es resolver ecuaciones más rápido y otra es preguntarse qué ecuaciones deben resolverse en primer lugar.


Aquí entra el problema central. Una máquina puede optimizar modelos, procesar información en nanosegundos y hasta generar nuevos algoritmos dentro de un marco establecido. Pero especular sobre la estructura del universo, plantear preguntas que desafíen el conocimiento previo y conectar fenómenos aparentemente inconexos sigue siendo una capacidad exclusivamente humana.


Un sistema cuántico puede analizar todas las ecuaciones conocidas de la física, pero no sentarse bajo un árbol y preguntarse por qué una manzana cae y no sube. Puede calcular con precisión astronómica, pero no mirar el paso de un tren y sospechar que el tiempo es relativo. Esa chispa, ese salto creativo que no se deduce de datos previos, sigue fuera del alcance de cualquier máquina.


Otro argumento de mi tío digno de reflexión, es la diferencia entre transmitir información y comprenderla. Se suele simplificar el funcionamiento del cerebro al de un circuito electromagnético, pero la realidad es más compleja. La neurotransmisión no es simplemente electricidad viajando entre neuronas; hay procesos bioquímicos, oscilaciones que aún no comprendemos del todo. Replicar el pensamiento humano en un sistema artificial no es solo cuestión de aumentar la velocidad de cómputo o la capacidad de almacenamiento


La computación cuántica permitirá hacer cosas que hoy parecen imposibles: simular reacciones químicas con precisión atómica, optimizar modelos financieros con miles de variables en tiempo real, revolucionar la criptografía. Pero no resolverá el problema de fondo: ¿qué es lo que hace que una mente humana sea capaz de imaginar lo que nunca antes ha sido concebido?


Majorana 1 es un paso adelante. Pero diferenciar entre la verdadera revolución y la percepción de revolución es más importante que nunca. ¡¡¡Oraleee!!!


Hasta la vista baby. 


Placeres culposos: La entrega de los premios Oscar el domingo. 


Pay de limón para Greis.


Esta es opinión personal del columnista