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CARLOS JESÚS RODRÍGUEZ POR SI ACASO… |
09 Jun 2025
CONFUCIO DIJO en alguna ocasión: "Educa a tus hijos con un poco de hambre y un poco de frío", interpretada la reflexión como: no poner a descendientes todo en bandeja de plata, porque al crecer pierden su personalidad y se convierten en parásitos de sus progenitores, ausentes de personalidad. No sabemos si es el caso de Andrés Manuel López Beltrán, mejor conocido como “Andy”, un apocope que solía disfrutar entre sus amigos de juerga, y con el que ganó popularidad hasta antes de decidir involucrarse en política, pero tras la contundente derrota de Morena en la elección local de Durango, la que le tocó coordinar yéndose a vivir a aquel Estado durante dos meses, exigió a los medios de comunicación que dejen de llamarlo Andy, pues lo describió –en el programa de Luisa María Alcalde- como una forma de minimizar el legado que representa el nombre de su padre (¿?). “No salgo a medios y no respondo porque creo que los medios están muy quemados (¿estaremos más “quemados” que él y sus negocios subrepticios a la sombra del poder ejercido por su papá desde la presidencia de México?). Insiste: “Los medios han perdido mucha credibilidad (¿y que podemos decir de “Andy”, el fracasado “operador” político que lloriquea la derrota de Durango solo porque no le llaman como a su progenitor, ausente de temple e ideas propias?). “Y aprovecho estar aquí para decirles, yo me llamó Andrés Manuel López Beltrán y mi más grande orgullo es llamarme como el mejor presidente que ha tenido este país". Craso error, pues al decirlo se infiere que el junior quiere seguir viviendo a la sombra del afamado padre cuyo nombre forjó durante muchos años de lucha social, primero en el PRI, luego en el PRD y finalmente en MoReNa, el partido que fundó, y desde el cual pretende lanzar a su hijo a la presidencia en 2030, aunque al heredero le falta cacumen, mucha madera y mucha calle, como diría Alejandro Moreno Cárdenas, pues carece de oficio político como buen improvisado que empieza tarde, queriendo montarse en la fama que forjó el progenitor, olvidando que la identidad personal, construida por uno mismo, es más importante que la herencia de nombres o apellidos.
QUEDA CLARO que las personas no deben limitarse al nombre y apellido del padre o la madre, sino que están obligadas a desarrollar su propia identidad a través de acciones, decisiones, logros y experiencias propias, algo de lo que carece Andy (un junior parasitario como el resto de sus hermanos), que ahora culpa a los medios de su fracaso en Durango por llamarlo Andy y no Andrés Manuel López Beltrán. Andy ignora que los apellidos, aunque pueden tener un significado histórico o social, no definen la esencia de una persona. Son marcas de una familia o linaje, pero no determinan el carácter o personalidad de los herederos. Peor aún, la ignorancia de Andy López le ha impedido investigar el origen de la palabra Andy, que en la Biblia es un diminutivo de Andrew, y se refiere a Andrés, uno de los discípulos de Jesús y apóstol, por lo que el nombre "Andy" significa "varonil" o "valiente" en griego, pero sería mucho pedirle que se ponga a leer, a prepararse y no ser solo un ente “mímico”, entendido la definición como alguien o algo que imita o copia carente de imaginación o ideas personales.
PERO EL hijo consentido de AMLO, al que le vio espolones de gallo, cuando sigue siendo un pollo sin oficio ni formación política, dice con total simplicidad: “El llamarme ‘Andy’ (y no Andrés Manuel) es demeritar eso, quitarme ese legado, quitarme ese nombre. Lo mismo hicieron en Durango, no quisieron mencionar en ningún medio de comunicación local (Rubén) Moreira, ‘Alito’, (Alejandro Moreno) nunca me mencionaron por mi nombre, porque les da miedo (¿miedo de que?) y saben lo que vale el nombre de Andrés Manuel López Obrador” (si, chamaco, el de Andrés Manuel López Obrador, pero no el tuyo. Y aunque es tu padre, tu creciste siendo Andy, y si deseas crecer, fórjate su propia personalidad, pero iniciaste ya muy grande en política. No tienes oficio, formación y solo te crees el gran político por ser hijo de AMLO, algo realmente absurdo). Debe entender Andy que tener un gran apellido no le hace ser un gran hombre, porque el nombre o apellido de una persona no determina su carácter o comportamiento. Un apellido solo indica origen familiar o social, no características personales, pues, aunque una familia pueda tener una buena reputación, no asegura que cada miembro de esa familia sea de buen talante. En resumen, no debemos juzgar a una persona solo por su apellido, ya que su comportamiento y carácter son lo que realmente importan, pues las capacidades o dones como el liderazgo no se heredan, se eligen. Los nombres y apellidos se forjan, no se heredan. Es importante destacar la importancia de la identidad personal, construida a través de las propias decisiones y acciones, en lugar de la herencia de nombres y apellidos o montarse en la fama de otros. El nombre o apellido de una persona no es garantía de virtud, las cualidades de una persona, como la bondad, buen comportamiento o liderazgo dependen de sus acciones y elección de vida, no del linaje. Pobre Andy, porque de ahora en adelante se llamará solo Andy (el ingenuo llorón) por los siglos de los siglos, y todo por creer que él es su padre.
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NO APORTO nada bueno a la Universidad Veracruzana, pero en las postrimerías de su mandato que concluye el próximo domingo 31 de agosto, hizo algo que pocos habían logrado: sumar a estudiantes, académicos y trabajadores universitarios…pero en su contra, ya que la comunidad planea una marcha manifestación el lunes, en rechazo a la solicitud de prórroga del rector, Martín Aguilar Sánchez que busca reelegirse. Y es que Aguilar que fue vendido como un plus ultra, pero resultó un fracaso, debe enfrentar señalamientos contenidos en el Informe de Resultados de la Cuenta Pública 2023, elaborado por el Órgano de Fiscalización Superior, que establece que la administración del rector de la Universidad Veracruzana, Martín Aguilar Sánchez, se caracterizó por dejar obras inconclusas, además de que fue deficiente y omiso al "asignarlas a unos cuantos", presuntamente violando diversas normatividades. El informe precisa que, de 66 obras contratadas por la UV, en 37 se presentaron deficiencias. Además, se pagaron anticipos para la construcción de Sala de Juicios Orales en la UVI sede Totonacapán, región Poza Rica-Tuxpan, pero no se realizó. Lo mismo ocurrió con la construcción del edificio "P" para el CIRES, región Coatzacoalcos-Minatitlán, donde el pago de anticipos no se ve reflejado en ninguna obra. Igualmente, la construcción de aulas y laboratorio de simulación para la Facultad de Medicina, región Xalapa presentó observaciones al detectarse que se hicieron pagos y no corresponden con el avance físico de la obra, entre muchas otras irregularidades. Y uno se pregunta: ¿Qué acaso el rector desea reelegirse para tapar sus propias trapacerías, cuando debería solventar todas las irregularidades que le detecto el Orfis?. El Gobierno del Estado está obligado a exigir cuentas claras, porque se trata de dinero público. Impulsar su reelección seria encubrirlo con el manto de la impunidad, y el pueblo se cansa, como lo demostró en las recientes elecciones municipales, donde MoReNa demostró que va de mal en peor gracias a la protección infame que da a los actos de corrupción de sus protegidos. A ver que pasa. OPINA [email protected]
Esta es opinión personal del columnista