09 Jun 2025
Casi un mes después de las peripecias hospitalarias a las que me vi sometido, apenas el tiempo me dio un poco de tiempo de escribir estas líneas para la columna Acertijos, que se publica cotidianamente. Qué ocurrió. Sucede que por asuntos de la patria y de un pariente médico, tuve que ir a Monterrey a una intervención quirúrgica y entre hospitales, hoteles, enfermeras, medicinas y médicos allí me la llevè alejado de mi lap top, que me acompaña siempre. Como una ponchadura de llanta en vulcanizadora, dos parches y vámonos a seguir caminando. Ya de regreso a casa aquí vamos de nuevo, con la salvedad, diría un clásico, de poder contar historias que se puedan contar.
Ahora no hubo muchas, encerrado a piedra y lodo como cura en Cónclave, lo menos que alcanzaba era a ver los programas de tele, los deportivos. Tuve la suerte que estaba el Grand Slam y el torneo de Roland Garros mitigó mis angustias y todos mis quebrantos, como diría la rola del bolero.
Hubo tres eventos, uno ni vale la pena comentarlo, el Vasco Aguirre en el juego de la selección mexicana contra Suiza, tuvo que descubrir que a esa selección le falta un buen entrenador, uno pediría a Ancelotti ex del Real Madrid, que se fue contratado con la selección de Brasil, pero el angelito se dejó pedir 900 mil euros cada mes y un avión privado para que, cada que le entrara el recuerdo y nostalgia, se dejara ir a ver a su familia a Madrid cerca de La Puerta de Alcalá, donde viven en un piso y allí se quedaron madrileando. Imposible, que siga el Vasco, total nunca superaremos lo que ya somos.
ROLAND GARROS
Ese afamado torneo parisino de tenis tuvo dos comentarios dignos de hacerse. Sucede que la número uno, la tal Aryna Sabalenka, perdió la final contra una chiquilla de 22 años, Coco Gauff, americana que lo recuperó después de que ningún paisano lo había hecho en 15 años. En lugar que la felicitara, Sabalenka habló pestes, de que le ganó no porque jugara mejor, sino porque ella, la Sabalenka, lo hizo mal. Para una campeona del mundo eso no es posible, hay que ser humilde en el triunfo y en la derrota, es cierto que todas las derrotas duelen, y estas más, pero le llovieron las críticas en las redes cuando no elogió a la rival y la ninguneó, como ningunearon a los candidatos derrotados en la política municipal veracruzana.
Prueba no superada.
Lo otro fue épico, quienes nos pegamos a la tele el domingo a ver la final de Carlitos Alcaraz contra Janikk Sinner, vimos quizá el mejor partido en Grand Slam en toda la historia. Juego que iba de un lado a otro y que pudo haber ganado cualquiera, lo ganó el español en cinco sets y 5 horas y media y terminaron abatidos.
Es la nueva generación de tenistas, los que vienen a suplir a Djokovicht, Rafa Nadal y Roger Federer, aquellos que reinaron años y el tiempo ya los venció, estos a sus veintitantos años nos brindarán épicas batallas como la del domingo en Paris, porque, bien lo dijo Vince Lombardi: “Nada iguala a la victoria”.
Esta es opinión personal del columnista