09 Jul 2025
Las redes sociales, la familia, los comentaristas han vertido múltiples opiniones de la detención del hijo de la leyenda, Julio César Chávez. Todos especulan, que son jaladas las acusaciones que lo ligan porque se casó con una familiar de los Chapos Guzmán, en fin, lo que llama la atención es que le dieron gran cobertura a que el boxeador no se presentó a una audiencia en un juzgado, al menos se sospecha eso, que la migra de ICE lo tiene detenido. Y ni modo que no lo puedan presentar. Este lunes se informó que un juez federal otorgó una suspensión a favor de Julio César Chávez Jr para que se le respeten sus garantías mientras es procesado en nuestro país. El juzgador otorgó la medida para que el boxeador mexicano esté en comunicación con su defensa y familiares, aunque se negó a suspender la orden de captura. Esta historia va para largo. To be continued, dirían los gringos.
HABLAR CON DIOS
Un piloto de una línea canadiense, en pleno vuelo se puso pacheco. Enloqueció el pobre y eso hizo que los pasajeros rezaran y apretaran aquellito. Iba de Toronto a Londres, y de repente empezó a gritar que quería hablar con Dios, como si Dios tuviera un 01 800 de llamada gratis, y San Pedro le dijera: órale, hermano, aquí está el patrón, ponte al habla. Pobre. El otro piloto, cuando lo vio medio iluminado, o pacheco entero, le habló a las azafatas, informó a los controladores aéreos y pidió pista de inmediato, dónde fuera. No pasó a mayores y aterrizaron sanos y salvos y, enseguida lo internaron de rapidito en el primer hospital psiquiátrico que encontraran en el camino. La línea aérea, se disculpó con los pasajeros, después de tenerlos ocho horas retenidos en una sala, les dio un chesco gratis y unos cacahuates y los mandó a su destino final, después de jalar a otro piloto y hacerle la prueba del añejo, es decir, ver si este no pedía hablar con el jefe. Hay días así.
AL MÁS GRANDE DE TODOS
No se puede visitar París sin ir a ver la torre Eiffel, toda ella de acero, que construyó el famoso ingeniero Alejandro Gustavo Eiffel, de 1887 a 1889.
Después de inaugurada la torre, llegó a París Tomás Alba Edison, el más célebres de los inventores norteamericanos, con 1,300 patentes. Subió a la famosa torre, y se le invitó a escribir unas palabras en el libro de oro de los visitantes.
Edison escribió: “Al señor Eiffel, el valiente constructor de esta obra tan gigantesca y original de la moderna ingeniería, de un hombre que siente la más grande admiración por todos los ingenieros, incluido el más grande de ellos: Dios”. Tomás Alba Edison.
Esta es opinión personal del columnista