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Tihosuco conmemora 178 años de la Guerra Social Maya, un conflicto que sigue vivo en su cultura

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Noreste | Yucatán. | 01 Ago 2025 - 09:40hrs

La comunidad de Tihosuco conmemoró 178 años del inicio de la Guerra Social Maya, un conflicto que oficialmente terminó en 1901, pero que, según expertos y habitantes, continúa vivo en la resistencia cultural del pueblo.

Así lo afirma la investigadora del Centro INAH Yucatán, Teresa Quiñones Vega, autora de la reciente publicación «Vida ritual del pueblo maya de Tihosuco». En su obra, resultado de 15 años de investigación, Quiñones destaca cómo los habitantes de Tihosuco se esfuerzan por mantener viva la memoria de este evento histórico, conocido también como la Guerra de Castas.

Un claro ejemplo de esta resistencia es la negativa de los pobladores a restaurar la nave del Templo del Santo Niño Jesús. Este edificio, construido entre los siglos XVII y XVIII, mantiene su fachada parcialmente colapsada, un daño causado por los primeros combates de la guerra, lo que lo convierte en un símbolo tangible de la lucha.

Un pueblo que renació de las cenizas
Tihosuco, que fue abandonado por más de 70 años después de la guerra, comenzó a repoblarse a finales de la década de 1920. Los nuevos habitantes, en su mayoría provenientes de Yucatán, volvieron a utilizar el templo semidestruido, convirtiéndolo en el emblema patrimonial del pueblo. Hoy, gracias a la declaratoria como Zona de Monumentos Históricos en 2019, es también un importante atractivo turístico.

Curiosamente, el censo de 2020 del INEGI indica que Tihosuco cuenta con más de 5,000 habitantes, una cifra similar a la que tenía en 1847, antes del estallido del conflicto.

La milpa, un vínculo con las raíces
La investigación de Quiñones Vega se adentra en las prácticas culturales y rituales que giran en torno a la milpa. Aunque la agricultura ya no es la principal actividad económica debido a la migración de jóvenes a los polos turísticos de Cancún y la Riviera Maya, el maíz y su ciclo agrícola siguen siendo esenciales en la vida diaria y ritual de los habitantes.

La investigadora concluye que, a pesar de los cambios y la influencia externa, la sociedad de Tihosuco se mantiene conectada con sus raíces gracias a los jóvenes que, al regresar, apoyan a sus familias para que las tradiciones continúen.