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Alerta de salud: el daño metabólico, una amenaza creciente en las nuevas generaciones

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Con información de Excélsior | Ciudad de México. | 06 Ago 2025 - 11:26hrs

La comida rápida y el sedentarismo se han vuelto la norma en las jornadas de trabajo e interminables trayectos en transporte público. El lado negativo es que representan una preocupación de salud silenciosa pero alarmante debido al daño metabólico en las personas.

Sin embargo, no es solo un problema de adultos; esta condición está afectando cada vez más a las generaciones jóvenes, con graves repercusiones para su salud a largo plazo.

Desde problemas cardíacos hasta diabetes tipo 2, la semilla de estas enfermedades crónicas se siembra en la niñez, haciendo de la prevención y la intervención temprana una prioridad crítica para padres y profesionales de la salud.

¿Qué es un daño metabólico?
Cuando hablamos de "daño metabólico" en el contexto de la salud existe un riesgo de sufrir peligros cardiometabólicos que, aunque no tiene una definición universalmente consensuada para niños y adolescentes, se caracteriza por una combinación de anomalías fisiológicas, bioquímicas y metabólicas, de acuerdo con un estudio publicado en Frontiers.

El doctor José Antonio Castañeda, cirujano bariatra con dos décadas de experiencia, explicó en una entrevista para Excélsior que un daño metabólico es una alteración donde los órganos responsables del metabolismo no trabajan de manera coordinada ni potencializada.

Esto deriva en resistencia a la insulina, un proceso inflamatorio crónico y una desregulación hormonal. El resultado es el desarrollo de un grupo de enfermedades relacionadas con la obesidad, como la diabetes y la hipertensión, que lamentablemente cada vez cobran más vidas.

Organizaciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Federación Internacional de Diabetes (IDF) también han emitido sus propias definiciones, que, aunque con similitudes, varían en sus valores umbral y poblaciones objetivo.
Un metabolismo sano, que es la base de una vida saludable, depende intrínsecamente del estilo de vida, la ingesta de energía y el gasto energético.

Lamentablemente, la prevalencia creciente del sobrepeso y la obesidad en el mundo actual ha alcanzado proporciones epidémicas, lo que subraya la falta de éxito en el mantenimiento de un peso corporal saludable.

Este aumento de peso se asocia directamente con una serie de comorbilidades graves, como la diabetes tipo 2, ciertos tipos de cáncer, trastornos cardiovasculares, enfermedades hepáticas y renales, problemas digestivos y apnea del sueño, conforme a los National Institutes of Health (NIH).

Una de las consecuencias más peligrosas es que estos daños se asocian con un mayor riesgo de diabetes y enfermedades cardiovasculares (ECV) en el futuro.

¿Cuáles son los síntomas de un daño metabólico?
Detectar el daño metabólico a tiempo es vital, especialmente porque muchas de las enfermedades asociadas son "silenciosas", como mencionó Castañeda.

Los componentes generales que suelen considerarse para un daño metabólico en niños, adolescentes adultos incluyen:
Obesidad central: a menudo medida por la circunferencia de la cintura (WC) o el z-score del índice de masa corporal (BMI). La Secretaría de Salud (SSA) advierte que el aumento de peso o un incremento de grasa en la cintura son signos de alarma para sobrepeso y obesidad en niños.
Disglucemia: niveles elevados de glucosa en ayunas (FPG) o glucosa en la prueba de tolerancia oral a la glucosa (OGTT), así como la presencia de diabetes tipo 2.
Dislipidemia: niveles elevados de triglicéridos (TG) y niveles bajos de colesterol de lipoproteínas de alta densidad (HDL-C).
Irritabilidad frecuente.
Preferencia por el descanso y falta de energía.
¿Cómo revertir las repercusiones negativas de un daño metabólico?
Dado el aumento de la obesidad infantil y adolescente, existe una necesidad urgente de directrices adecuadas para el cribado y las estrategias de tratamiento del daño metabólico.

“No hay un tiempo definido para que el daño metabólico se manifieste; puede llevar hasta cinco años en promedio sin que la persona se dé cuenta de su condición”, aclaró Castañeda y agregó un principio preocupante: “Entre más kilos y más edad tenga el paciente, mayores son los riesgos para su salud”.

La buena noticia es que gran parte de la intervención se centra en modificaciones del estilo de vida, lo que ofrece un camino claro hacia la mejora de la salud:

Tanto la diabetes como la hipertensión pueden revertirse si se tratan de manera adecuada y con el tratamiento correcto, especialmente si se detectan a tiempo en niños.

Alimentación correcta: una dieta saludable es fundamental para el crecimiento y aprendizaje de los niños, y ayuda a prevenir la obesidad y las enfermedades relacionadas con el peso, como la diabetes.
Limitar azúcares y grasas: evitar el consumo de golosinas y frituras, especialmente cerca de las horas de comida o de la colación. la reducción de bebidas azucaradas es una intervención clave, y se debe fomentar el consumo de agua potable simple en su lugar, de acuerdo con MedlinePlus.
Actividad física: realizar actividad física moderada a vigorosa puede ofrecer efectos protectores contra el daño metabólico. La actividad física regular reduce la presión arterial sistémica y mejora los marcadores tempranos de aterosclerosis en niños.
Sueño adecuado: la corta duración del sueño se asocia con un perfil de riesgo cardiometabólico incrementado en adolescentes. Asegurar un sueño adecuado es parte de una estrategia integral.
Intervención profesional: si se observan signos de alarma como un aumento de peso significativo o un incremento de grasa en la cintura, es imperativo acudir a la Unidad de Salud más cercana para una evaluación nutricional y un diagnóstico preciso.
La capacidad de una pérdida de peso absoluta y su mantenimiento a largo plazo se correlaciona directamente con mejoras en todos los factores de riesgo para la salud. En última instancia, la salud metabólica es un reflejo de los hábitos que cultivan en casa.

La nutrición infantil y en general es un desafío global, y garantizar un acceso adecuado a alimentos nutritivos desde el principio es esencial para prevenir problemas metabólicos a largo plazo y fomentar un desarrollo saludable.