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Pemex devora viviendas en colonia Laredo de Poza Rica

Isaac Carballo Paredes | Poza Rica, Ver. | 03 Oct 2025 - 11:26hrs

Petróleos Mexicanos vuelve a mostrar su rostro más cruel, el de la indiferencia y el abandono hacia la gente, pues no conforme con envenenar ríos, arrojar desechos al aire y dejar sin agua potable a miles de familias, ahora la paraestatal ha condenado a la destrucción a decenas de hogares en Poza Rica. En la colonia Laredo, la vivienda de la señora Elizabeth Olmos Hernández, ubicada en la calle Río Támesi, se hunde literalmente en chapopote, con fugas que brotan desde el suelo y convierten su casa en un pantano de crudo.

Los escurrimientos son tan graves que dentro de la vivienda se forman encharcamientos de petróleo, los cuales la familia intenta desfogar con zanjas improvisadas. Cada temporada de lluvias, la casa se inunda por completo de hidrocarburo, transformando la vida diaria en una pesadilla tóxica que no ha sido atendida por la empresa.

La tragedia no se limita a las paredes agrietadas ni al patrimonio destruido; la afectada señala que la situación golpea con más fuerza a una menor de edad que padece asma, pues los penetrantes olores a crudo que emanan día y noche intensifican sus crisis respiratorias. Pemex, con toda su soberbia, ha convertido un hogar en un riesgo mortal para una niña, y aún así se mantiene impasible.

Lo indignante es que este no es un caso aislado ni reciente. Desde hace años se han presentado oficios y denuncias contra Pemex, pero la empresa ha respondido con el desprecio de siempre, haciendo caso omiso de los reclamos ciudadanos y dejando claro que la salud y la vida de la población le importan menos que sus números millonarios.

Al menos tres viviendas están ya en ruinas por el avance del crudo, pero se estima que los daños se extienden a muchas más en colonias como Chapultepec y Cazones. Pemex ha pasado de ser símbolo de riqueza nacional a verdugo de las comunidades, dejando tras de sí un rastro de contaminación, enfermedad y pobreza. Mientras tanto, las familias pagan con su salud y su patrimonio la impunidad de la paraestatal más consentida del país.