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Noreste | Agua Dulce | 08 Oct 2025 - 21:18hrs
En los últimos días, diversas páginas y perfiles de redes sociales han difundido publicaciones en contra de la diputada Ingrid Calderón, con mensajes que repiten el mismo contenido, estilo y errores de redacción, lo que ha levantado sospechas sobre la existencia de una campaña organizada de desprestigio político.
De acuerdo con el monitoreo realizado por observadores locales, los ataques siguen un patrón sistemático, con publicaciones programadas casi al mismo tiempo y replicadas en los mismos espacios digitales. Detrás de ellos, señalan, habría un operador político identificado con un exfuncionario local que intenta recuperar presencia pública mediante estrategias de confrontación en redes.
Las mismas páginas que promueven los mensajes negativos contra Ingrid Calderón son las que, minutos después, difunden elogios y publicaciones favorables hacia otro personaje político del mismo distrito electoral, lo que refuerza la sospecha de una campaña coordinada con fines de control mediático.
Este tipo de acciones buscan afectar la imagen pública de la diputada, quien en las últimas semanas ha ganado visibilidad por su trabajo legislativo y su independencia política. “No se trata de críticas espontáneas, sino de ataques planeados con intención de desgaste”, afirmaron en redes sociales
El “operativo digital” carece de efectividad debido a la repetición de errores y la falta de sustento en los señalamientos. “Los ataques mal ejecutados no dañan, exhiben a quien los ordena”, señalan.
Hasta el momento, la legisladora no ha emitido declaraciones públicas sobre las agresiones, manteniendo su agenda institucional activa. No obstante, su equipo ha confirmado que se analiza la posibilidad de denunciar formalmente la manipulación de redes para fines políticos.
El caso refleja un fenómeno cada vez más frecuente en Veracruz: el uso de estructuras digitales para inflar figuras políticas y desacreditar adversarios. En este contexto, la diputada Ingrid Calderón se ha convertido en el nuevo objetivo de una guerra mediática que, más que mostrar fuerza, revela temor y desgaste en quienes la impulsan.